Jeep Commander 3.0 V6

Administrador del Foro

Recuerdo del primer mensaje :

PRUEBA EXTRAIDA DEL Nº 54 DE LA REVISTA MUNDO 4X4.

Preparado para viajar con una tropa de hasta siete personas, el Jeep Commander 3.0 CRD Overland cuenta con un amplio habitáculo, abundante equipamiento y las cualidades propias de un todoterreno preparado para las “batallas” más insospechadas. La facilidad de conducción es la contraseña de este 4x4 y el confort de marcha su mejor arma.

El Jeep Commander es el modelo más grande de esta marca americana especializada en vehículos 4X4. Así pues, cuenta con un equipamiento abundante y con un habitáculo capaz de albergar hasta siete posibles pasajeros, pero también está mecánicamente preparado para abandonar con éxito las carreteras asfaltadas y explorar nuevos territorios alejados del mundanal ruido.
Aunque está disponible con un motor Hemi 5.7 V8 gasolina que desarrolla 326 CV de potencia, la variante turbodiésel 3.0 V6 CRD que hemos probado parece la alternativa más equilibrada en prestaciones y consumo. Además, la versión diésel lleva un motor de origen Mercedes-Benz que desarrolla 218 CV y supone ya de por sí toda una garantía de buen funcionamiento y brillante rendimiento. Dicho motor resulta suave y silencioso en líneas generales, arropado por una cuidado trabajo de insonorización que permite disfrutar de un destacable silencio de marcha en carretera, tan sólo perturbado por ciertos ruidos aerodinámicos que se producen cuando rodamos a elevada velocidad. A esto le sumamos que las suspensiones tienen un reglaje suave para primar el confort y absorben con eficacia las irregularidades del terreno, completando una sensación de comodidad realmente elevada a bordo del Commander. En carreteras rápidas, el modelo de Jeep pisa muy bien y transmite una elevada sensación de seguridad al conductor, siendo en amplias autovías donde se muestra mejor adaptado. La cosa cambia cuando abordamos carreteras viradas o queremos exprimir a fondo las cualidades del bastidor, apreciando cómo la suavidad de suspensiones no es capaz de contener ciertos movimientos de balanceo y cabeceo de la carrocería que restan estabilidad en los apoyos fuertes. En una conducción exigente, el Commander 3.0 V6 CRD muestra una ligera tendencia subviradora al abordar las curvas. No obstante, aprovechando adecuadamente su acusada transferencia de pesos, podemos provocar un progresivo deslizamiento de las ruedas traseras que incrementa su agilidad a la hora de inscribirse en los virajes. Pero, que nadie se asuste, la adecuada puesta a punto del control de estabilidad equilibra por completo su comportamiento e impide que la popa de este “buque” se escore más de la cuenta. Así pues, en carreteras viradas, se mueve con más agilidad de lo que a priori pudiera parecer por su tamaño y peso, mostrando en todo momento unas reacciones realmente equilibradas y predecibles.

Destacable agrado de conducción

En cualquier caso, el Commander tampoco ha sido planteado para batir records de velocidad o eficacia en conducción “deportiva”, más bien todo lo contrario, cumpliendo de manera satisfactoria las premisas para las que ha sido planteado en cuanto a seguridad, facilidad de conducción y confort de marcha, pero sin llegar a las cualidades dinámicas que ofrecen otros modelos como el BMW X5 3.0d, el Volkswagen Touareg 3.0 TDi o el Mercedes ML 320 CDi (que tiene el mismo motor del Commander). En el uso cotidiano ofrece un destacable agrado de conducción y el cambio automático de cinco marchas facilita mucho la labor al circular entre el congestionado tráfico de la ciudad. Su funcionamiento es suave y suficientemente rápido subiendo de marcha, pero no está bien adaptado para una conducción exigente y se muestra claramente lento a la hora de reducir, incluso manejándolo en la selección manual secuencial. La dirección es suficientemente rápida y tiene un agradable tacto, aunque se echa en falta una mayor capacidad de giro para maniobrar más fácilmente. En cuanto al equipo de frenos, cumple perfectamente su cometido, ofreciendo una frenada potente, equilibrada y fácil de dosificar, si bien apreciamos cierta sensación de “pesadez” que nos obliga a pisar el pedal con mayor presión. Además, aguanta el trato exigente de forma adecuada. Tras conocer las cualidades del Commander por carretera, ha llegado el momento de aventurarnos fuera del asfalto y buscar nuevos espacios naturales que recreen nuestros sentidos.

El Motor

El Commander CRD tiene un motor 3.0 V6 de origen Mercedes-Benz que está fabricado enteramente en aluminio y utiliza inyectores piezoeléctricos (hasta cinco inyecciones por ciclo). Cuenta con cuatro válvulas por cilindro, conducto común, turbo de geometría variable e intercooler para desarrollar 218 CV a 4.000 rpm y un par máximo de 510 Nm entre 1.600 y 2.800 rpm. Su funcionamiento es suave y silencioso en líneas generales y muestra una respuesta adecuada desde bajas vueltas, empujando con fuerza hasta que el cambio automático sube de marcha al llegar a 4.000/4.200 rpm. Tan sólo alcanza el máximo régimen (4.500 rpm) cuando seleccionamos la caja reductora.Para acercarnos con éxito a lugares remotos, este Jeep cuenta con una sofisticada transmisión, un buen recorrido de suspensiones y una caja reductora con la que abordar todo tipo de zonas trialeras. No obstante, el Commander tampoco es un todo terreno extremo y presenta ciertas características que limitan su eficacia ante determinados obstáculos. El primero de ellos es su escasa altura libre sobre el suelo (200 mm), además de un ángulo ventral (159º) que nos lleva a tocar los bajos de la carrocería con facilidad en cualquier cresta prominente.
Afortunadamente, la versión Overland que hemos probado cuenta con unas protecciones adecuadas en los bajos que impiden cualquier daño mecánico. Por otro lado, el ángulo de salida (28º) está condicionado por un largo voladizo posterior, resultando fácil tocar los bajos del paragolpes trasero cuando abordamos un ángulo de rampa muy pronunciado. La verdad es que, conociendo tales condicionantes y aplicando cierta habilidad en el franqueo de obstáculos, el Commander acaba sorteando todo tipo de dificultades. La caja reductora se engrana automáticamente tirando de un mando situado junto a la palanca de cambios y tiene una relación de reducción adecuada (2,72 a 1), aunque el desarrollo largo de las marchas hace especialmente útil conectar el control electrónico de descenso en pendientes cuando abordamos una empinada bajada. También tiene un control de arranque en rampas que facilita las maniobras de arrancada cuando nos detenemos en medio de una cuesta. En zonas no demasiado complicadas, el cambio automático y el excelente par del motor nos permiten abordar ciertos terrenos agrestes sin necesidad de engranar la reductora. Pero en zonas más exigentes, la selección “4WD Low” parece imprescindible. Por un lado, porque el control de descenso en pendientes sólo se puede activar con la reductora engranada y, por otro lado, porque al seleccionar la relación corta, la transmisión Quadra-Drive II también bloquea de forma activa los diferenciales delantero y trasero (ELSD), incrementando así su capacidad de tracción de forma espectacular.

Profesional

valla aparatu!