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Las expediciones de todoterreno extremo tienen que enfrentarse a los obstáculos más diversos: rocas, arena, barro, nieve, hielo, agua. Neumáticos, reductoras, diferenciales, suspensiones de largo recorrido… elementos técnicos que ayudan, en mayor o menor medida, a superar cualquiera de esos obstáculos que se presenten a lo largo del camino… hasta que llegue el momento de atravesar una zona de agua.
Si la profundidad no es muy grande, un TT suficientemente preparado podrá superar el tramo con más o menos dificultades. Pero si el vadeo es muy profundo, habrá que buscar soluciones en elementos que no forman parte del equipamiento del vehiculo. Puentes improvisados, balsas de troncos, botes neumáticos al estilo Camel Trophy… a no ser que conduzcamos un Aton Impluse Viking 2992, un todo terreno en su máxima expresión, ya que cuenta entre sus características con la virtud de ser anfibio.
Radicada en la región rusa de Tatarstan, a unos 800 km de Moscú, Aton Impulse es una empresa fundada en 2004 por dos antiguos directivos de Kamaz dedicada a la fabricación de vehículos especiales. Su modelo básico es el Viking 2992, un TT anfibio de 7 plazas con una imagen de los mas espectacular. Emplea unos neumáticos enormes (mayores incluso que los de los Artic Trucks), suspensión neumática de altura variable y un chasis especial que le permite flotar en el agua. Con un sistema de propulsión opcional, puede navegar por aguas tranquilas a unos 15 km/h.
Otro detalle curioso es la posición del puesto de conducción, situado en el centro como en el McLaren F1. Esta homologado para poder circular por carretera y a pesar de su tamaño (5.10 metros de largo, 2.53 de ancho y 2.46 de alto) cuenta con un radio de giro de solo 8.6 metros. Se puede elegir entre la versión corta de de 4 ruedas y versión larga 6 ruedas motrices y con capacidad de hasta 12 pasajeros, y remolques con tracción propia de 2 o 4 ruedas. A pesar de su aparatosidad, su peso es de solo 1.46 toneladas, con un centro de gravedad muy bajo que le proporciona una gran resistencia al vuelco.
Tiene una pinta estupenda como vehiculo de expedición para llegar a los lugares mas recónditos del planeta, aunque la mayor parte de sus clientes serán empresas petrolíferas, mineras, equipos de investigación geológica o glaciológica, y todas aquellas que necesiten coches capaces de adentrarse con garantías en terrenos inhóspitos e inexplorados alejados de la civilización, sin tener en cuenta si están cubiertos de hielo, nieve, barro o repletos de riachuelos o lagos. Eso sin contar con su potencial como vehículo de emergencias y rescate, especialmente en zonas inundadas.
Sus capacidades camperas tienen poco que envidiar a vehículos con orugas, gracias sobre todo a sus tremendos neumáticos de medidas 1300 mm x 600 mm x 533 mm que le conceden un angulo de ataque de 45 grados y uno de salida de 51 grados y que transmiten muy baja presión al terreno. Esto le permite moverse con gran facilidad por la nieve y no dañar suelos sensibles a su paso.
En contrapartida, esos mismos neumáticos, que cuestan cerca de 600 euros la unidad, son los culpables de que la velocidad máxima en carretera quede limitada a 80 km/h. Aton Impulse quiere desarrollar neumáticos que permitan circular a 100 km/h, así como gomas a prueba de balas. No he conseguido información sobre precios, aunque imagino que serán cifras similares a las de un buen superdeportivo italiano; al fin y al cabo estamos ante un verdadero supertodoterreno. No se vosotros, pero si yo tuviera el dinero creo que preferiría pagar en rublos. Con un juguete de este calibre, hasta la mismísima estepa siberiana se termina quedando pequeña.