Tema: Historias de las guerras Sáb Jul 03, 2010 2:23 pm
No es un tema de todoterreno militar pero aprenderemos el porque de las cosas.........
El día que Stalin quiso contratar a Porsche
En los albores de la Segunda Guerra Mundial, Stalin trató de contratar a Porsche para remozar su industria. El germano declinó la oferta y acabó colaborando con Hitler.
Como todo el tejido industrial alemán, durante la Segunda Guerra Mundial la familia Porsche colaboró activamente para sostener el esfuerzo bélico nazi fabricando piezas para armamento, diseñando vehículos… Sin ir más lejos, la firma, fundada en 1931 por Ferdinand Porsche su hijo Ferry en Sttutgart, participó en el desarrollo del que ha sido considerado como el mejor tanque pesado que participó en la contienda, el Tigre, un arma que “no tenía rival”, como asegura el prestigioso historiador británico John Keegan en su libro “Seis ejércitos en Normandía”. Las cosas, sin embargo, podrían haber sido radicalmente diferentes para el fabricante de coches de lujo si su creador, que pasará a la posteridad como el padre del mítico Volkswagen Escarabajo hubiese aceptado unos años antes de que se desatase el conflicto una oferta tan sorprendente por sus características como por quien se la hizo:Losif Stalin La propuesta
En la década de los 30, la entonces Union Sovietica arrastraba un serio retraso tecnológico. No en vano, la ventaja técnica de que gozaban los ejércitos de Adolf Hitler fue una de las razones que les permitieron triunfar inicialmente cuando invadieron el país comunista en el verano de 1941. Stalin lo sabía y quería poner remedio a tal atraso. Para ello, pensó que lo mejor sería contratar los servicios de reputados ingenieros e industriales de países capitalistas más avanzados, como Porsche. En 1932, una delegación soviética visitó a Ferdinand en su oficina. Poco más tarde, el industrial alemán recibió una invitación para volar hasta Moscú. Como cuenta su hijo Ferry en su autobiografía, al principio ninguno de los dos se tomó demasiado en serio el asunto. “Pero pronto estuvo bastante claro para nosotros que todo iba muy serio".
Problemas de comunicación
A su llegada a Moscú, Porsche fue agasajado con todo tipo presentes por el régimen comunista. Después, realizó una visita a las plantas automovilísticas y de aviación más importantes del país. Al final de la misma, llegó la sorpresa. Stalin le ofreció el cargo de director de desarrollo de la industria del automóvil soviética. Sin embargo, tras considerarlo con gran detenimiento, Porsche la rechazó no tanto por principios –no se opondría a colaborar con el régimen nazi-, sino por el idioma, según cuenta su hijo Ferry. Stalin ofreció a Porsche mucho poder y privilegios. Además de una importante suma económica, puso también a su disposición una “dacha” para residir y la posibilidad de trasladar desde Stuttgart a todo el equipo que trabajaba con él. Además, le prometió fondos ilimitados para financiar sus proyectos. Los encantos materiales de Stalin, sin embargo, no fueron suficientes para seducir a Porsche, para quien había una barrera infranqueable, el idioma, que él consideraba vital para poder trabajar. La Segunda Guerra Mundial
De esta forma, Porsche siguió desarrollando su actividad en su Alemania natal hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que orientó toda su actividad hacia un terreno, el bélico, que no era ni mucho menos desconocido para él. Nacido en la que entonces era localidad del imperio Austro-Húngaro de Maffesdorf -ahora ciudad checa-, en la Primera Guerra Mundial ya había diseñado motores para la aviación del Emperador y tractores para remolcar artillería. Aunque tuvo que trasladar parte de su departamento de diseño a las localidades austriacas de Carinthia y Zell am See para evitar los bombardeos de los aliados, él permaneció al frente del negocio en Sttutgart. Cuando la guerra terminó, tanto Porsche como su hijo Ferry y su yerno Anton Piech fueron arrestados y acusados de crímenes de guerra por haber empleado mano de obra esclava en sus fábricas. Los tres fueron encarcelados en un presidio medieval de Dijon. Ferry salió en 1946, tras pagar una multa de 500.000 francos, pero Ferdinand y Anton pasaron dos años recluídos.
Última edición por pabersematao el Sáb Jul 03, 2010 3:16 pm, editado 1 vez
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Sáb Jul 03, 2010 2:30 pm
En 1945, se reunieron en la ciudad Soviética de Yalta los tres líderes de los países aliados. Roosevelt, Stalin y Churchill. El lugar fue escogido por Josef Stalin,quién programó todo a la perfección para lograr que la Unión Soviética fuera el estado más favorecido tras la reunión. Stalin era un acostumbrado bebedor de Vodka. No podía entender una reunión de “colegas” sin unos cuantos brindis de su bebida favorita. Así pues, preparó para la reunión varias botellas de Vodka. Lo curioso de la historia es que, después de un buen rato, el líder ruso seguía sorprendentemente sobrio, mientras que Churchill y Roosevelt cada vez se veían más afectados por el “mágico” elixir. ¿Magia? Más bien astucia de viejo zorro, y es que Stalin, conocedor de la importancia para su país del encuentro, cada vez que rellenaba su vaso no lo hacía con Vodka, sino disimuladamente con agua. No sabemos exactamente como transcurrió la reunión pero sí es cierto que el país más favorecido, y de largo, fue la Unión Soviética. ¿Casualidad? Quizás el vodka y la artimaña de Stalin allanaron el camino ruso.
Fuente:segundaguerramundial
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Sáb Jul 03, 2010 2:37 pm
Seguiremos aportando,venga animaros
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Sáb Jul 03, 2010 3:25 pm
La historia de la invención del tanque de guerra o carro de combate está marcada por el exceso de tradicionalismo, que llevó a los militares a rechazar una y otra vez un concepto que luego demostraría poder revolucionar la guerra totalmente. Durante 5 años, desde 1904 hasta 1909, un ingeniero inglés llamado David Roberts, empleado en un alto cargo de una empresa inglesa, trató de vender la idea de un tractor para remolcar piezas de artillería. Una parte del ejército inglés quería evaluar el proyecto, y hacia 1908 un oficial le dijo a Roberts que lo que tendría que diseñar era un vehículo con blindaje, capaz de llevar su propia arma montada, en lugar de remolcarla. Sin embargo, luego de cinco años de batallar contra la burocracia y la indecisión de los militares ingleses, el inventor dejó de lado todas esas ideas. Luego fueron los austríacos los que pudieron llevar a cabo el concepto. Guenther Burstyn, un ingeniero de este país, diseñó un vehículo acorazado hacia 1911, inspirados en los tractores que comenzaban a surgir por esa época. Este vehículo ya incorporaba una torreta móvil. La movilidad la proporcionaban dos pares de ruedas montadas en estructuras como brazos articulados; un par adelante y otro atrás. El gobierno austríaco aceptó la idea... pero le pidió al mismo inventor que probara tener el dinero suficiente como para construir un prototipo. Como Burstyn no tenía el dinero ni los contactos suficientes como para pedir un préstamo, tuvo que abandonarlo. Más adelante se lo ofreció al gobierno alemán, pero con nuevos resultados adversos. Casi al mismo tiempo, en 1912 un inventor civil australiano, Lancelot De Mole, presentó ante el Ministerio de Guerra Británico su última realización: un vehículo blindado, con ruedas oruga, que podía llevar soldados en su interior para protegerlos del fuego enemigo y permitirles moverse entre trincheras y alambradas. El Ministerio lo ignoró; más adelante comenzaron a diseñar algo similar ellos mismos, pero ni se dignaron escuchar las ideas del inventor. De Mole hizo varias propuestas de diseño más, en 1914 y 1916, con la Gran Guerra ya en curso; en 1917 hizo su última presentación, en la cual presentó un modelo de 1/8 del tamaño real del diseño. Todo cayó en oidos sordos; nadie escuchó sus ideas, a pesar de que podrían haber sido útiles para el desarrollo ya en curso de los primeros tanques. La respuesta a esta indiferencia llegó más tarde. El gobierno de Australia, luego de la guerra, se puso a investigar porqué las ideas de De Mole habían sido ignoradas de esta manera. Se le contestó que sus propuestas eran demasiadas avanzadas para la época. Una comisión de inventores premió a De Mole en 1919, reconociendo la brillantez de su diseño. Sin embargo, debido a la situación, solamente pudo darle como premio un pago de 987 libras esterlinas a De Mole, para afrontar sus gastos. En ese año, el inventor reconoció que fue presionado por algunos amigos para venderle el diseño a los alemanes, pero que él había declinado la oferta por razones patrióticas.
Fuente:/cssbl.com
Trolo Profesional
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 05, 2010 8:16 am
Yo alucino contigo macho, de donde sacas todos estos datos? ¿como los encuentras?
Cabronet El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 05, 2010 12:18 pm
[b]Esta mania que tiene la humanidad de discutirlo todo a zambombazos....
Patról150 Administrador del Foro
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 05, 2010 1:15 pm
...como decia el gran Jose Maria Sanz (Loquillo) en la cancion Feo, fuerte y formal, " para que discutir si puedes pelear"
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 12, 2010 10:58 am
Sargento pool , apodado como un cargador despiadado pool logro la mayoria de sus objetivos cargando con furia y valentia fue una celebridad en la 3 division blindada.
Pool y su tanque sherman m4a1(76w) , una de sus mas interesantes historias ocurre en colombelles cuando pool y su tripulacion casi se estrellan con un panther gracias a la hablidad de su conductor lograron salvarse de los dipsaros del panther el sherman de pool apodado " in the mood" dispararon municion perforante volando la torre del panther. ese mismo dia logro dejar fuera a otro panther en una granja , pero su mas grande hazaña ocurrio en la bolsa de mons en belgica cuando pool y su tripulacion se toparon con toda una fila de camiones de suministro alemanes pool los destruyo a todos y capturo casi 280 enemigos , pool tambien tuvo problemas por sus tacticas de cargar con furia , perdiendo 3 de sus tanques y tambien perdiendo una pierna.
Fuente:/historia.mforos.com
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 12, 2010 11:03 am
Abrams posiblemente es el mas famoso , pues es su tanque el que mas tanques enemigos destruyo aproximadamente 50 incluso se habla de 80 , abrams logro destruir 4 tanques enemigos durante la batalla de arracourt ( la mayoria panthers).
su tanque m4a3 75mm apodado "Thunderbolt" abrams comando diferentes tipos de shermans m4a3s , m4a376w y m4a3e8. Sus dotes como lider convirtieron al teniente coronel abrams y su 37th regimiento en los mejores carristas norteamericanos en europa.
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 12, 2010 11:31 am
Dos tanques de guerra llamados “Fray Bentos”!!!
Es muy difícil imaginarse lo que no se ha vivido. Los cuentos, las anécdotas, los documentos, resultan ser fríos al momento de captar la inmensidad del impacto de algo que hizo sufrir o gozar a alguien en el pasado.
Por ello, leer historias de la guerra, cuando “Fray Bentos” significaba mucho más que una marca de corned beef, sino era la diferencia entre la vida y la muerte, entre la desesperación del hambre y un poco más de esperanza al mirar los horizontes llenos de humo entre los gritos de los heridos y el ensordecedor ruido de las bombas y la metralla incrustándose por doquier.
Es así que, al traer estas historias, lo hacemos solamente como una demostración de lo importante que “fuimos” con haber aportado a la cadena de alimentación de las tropas que estaban enfrentadas en los campos de batalla europeos.
No podemos dejar pasar, por su riqueza y por ser realmente demostrativo, el hecho de que un grupo de nueve hombres del ejército británico, al momento de recibir uno de los primeros tanques de guerra que se ponían a disposición como recurso bélico en la Primera Guerra Mundial, optara por ponerle de sobrenombre a su flamante F-41, nada menos que “FRAY BENTOS”, porque se sentían dentro de esa carcaza, como carne enlatada de lo que comían todos los días.
El tanque "Fray Bentos" es paseado como trofeo de guerra en Berlin,Alemania. Diciembre de 1917.
Uno de nuestros informantes principales ha sido el Sr. Chris Baker, propietario de la empresa británica Milverton Associates Limited que se dedica a la investigación de detalles de batallas y acciones de los ejércitos británicos en Primera Guerra Mundial (1914-1918) y recoge información histórica fidedigna de los soldados que lucharon en ella. La tarea de la empresa se realiza a través de la Great War Family Research (Investigaciones familiares de la Gran Guerra), que ofrece una serie de páginas web de gran calidad, jerarquía e información.
El Sr. Chris Baker, es ya un reconocido investigador en los círculos de los estudios de la historia militar en su país. El nos ha enviado esta nota y sus comentarios, lo que agradecemos públicamente.
Nos dice el Sr. Kris Baker:
“Quise compartir este cuento único e interesante de un tanque y su equipo durante la Tercera Batalla de Ypres, en agosto de 1917.
Justamente al sur de San Julien y cerca de la Colina 35, los Alemanes habían destruido varias compañías de ejército británicos cuando ellos asaltaron los puntos estratégicos y trincheras en la región.
Ocho tanques de Mark IV pertenecientes al llamado Batallón “F” del Cuerpo de Tanques británico marcharon en apoyo de la infantería para atacar y tomar las líneas alemanas. Los tanques, habían tomado la letra ‘F’ para identificarse con sus respectivos nombres. Los tanques eran: “Faun”, “Fay”, “Fiducia”, “Foam”, “Fritz Phlattner”, “Fiara”, “Fairy” y “Fray Bentos”.
El grupo de tanques salió a cumplir su misión a las 4.45 de la mañana el 22 de agosto. El tanque F 41 llamado “Fray Bentos”, estaba bajo el mando de un teniente llamado G. Hill.
Cada tanque tenía un punto asignado en la línea alemana para asaltar. El comandante de batallón, el Capitán Richardson había optado liderar la avanzada a bordo del F 41 “Fray Bentos”. Los defensores alemanes ubicados en un punto alto al que llamaron ‘Gallipoli’ comenzaron a defenderse con ametralladoras de gran calibre y las balas de rifle comenzaron a zumbar por todos lados y rebotaban contra las placas de hierro de los cascos de los tanques.
El teniente Hill, al mando del Tanque “Fray Bentos” fue herido en el cuello y el comandante Richardson que estaba en la tripulación del “Fray Bentos” intentó tomar la delantera para dirigir el ataque con tan mala suerte que cayó en una trinchera abandonada , quedando a disposición del fuego alemán. La infantería alemana de inmediato rodeó por los flancos al “Fray Bentos” y lo incendió. El comandante Richardson intentó salir del tanque y buscar ayuda, pero el fuego era demasiado intenso. Otros dos tripulantes intentaron salir fuera para intentar sacar el tanque de la zanja, pero uno de ellos murió en el intento. El tanque atrapado estaba a unos 500 metros delante de la Brigada 44 de Montañeses quienes intentaron asistir al tanque, pero no lo consiguieron y perdieron como 60 hombres. Las unidades Scottish Rifles y Black Watch relevaron a los Montañeses, con pérdida de muchos hombres sin lograr avanzar más que 100 metros.
La tripulación del “Fray Bentos” usaba sus armas para atacar como podía a los alemanes, convirtiéndose en un verdadero bunker metálico. Los británicos en este punto, pensaron que el tanque había sido capturado por los alemanes y comenzaron a disparar ellos mismos sobre el tanque atrapado. Un Sargento de la tripulación del “Fray Bentos, llamado Missen se deslizó valientemente y salió, esquivando las balas de los francotiradores y el fuego de ametralladora para alcanzar las líneas británicas e informarles que la tripulación aún estaba viva y luchando.
En estas circunstancias y teniendo en cuenta que los alemanas disparaban constantemente desde la Colina 35, la situación era desesperada y horrible. Varios hombres de la tripulación del tanque estaban heridos y requerían asistencia médica. El calor de agosto, el humo, la incómoda ubicación del tanque caído dentro de la trinchera, debe haber sido terrible.
Los otro siete tanques continuaron cada uno con lo suyo, tratando de alcanzar sus propios objetivos. Sin radios, ellos no tenían ninguna idea que le estaba pasando al F 41. A la noche del día 23, las tropas alemanas se precipitaron sobre el tanque tratando de ingresar a él por la escotilla superior, pero los tripulantes, encerrados y sólo con sus revólveres, lograron ahuyentarlos. Los alemanes entonces se empecinaron contra el tanque disparándole constantemente y procurando traspasar la armadura con sus balas.
La tripulación se aguantó hasta la noche del 24 de agosto y el comandante Richardson ordenó intentar abandonar el tanque y llegar a las líneas británicas, lo que consiguieron todos sin perder un solo hombre. Las tropas escocesas estaban alborozadas y maravillados por la valentía de los tanquistas. El comandante Richardson, ya a salvo en sus propias trincheras, podía ver la infantería alemana como un enjambre alrededor del tanque que pronto fue incendiado para inutilizarlo totalmente.
El grupo del tanque “Fray Bentos” se había aguantado durante sesenta horas en la trágica circunstancia. La tripulación estaba formada por dos oficiales, seis soldados que fueron heridos y uno que fue muerto. Concedieron a los dos oficiales y el muerto la Cruz Militar, y a los demás el DCM y la Medalla Militar.
El ataque total falló. Los otros siete tanques, todos excepto uno fueron dañados o destruidos y uno se hundió en el fango.
Después de muchas tentativas, la 55a. División finalmente capturó ‘Gallipoli’ el 20 de septiembre de 1917.
!Qué historia!. Tomé estos datos de uno de los libros fabulosos de Spagnoly y Smith “Cameos of the Western Front – Salient Points Two” – el que recomiendo para algunas historias increíbles alrededor de Ypres y el Somme durante la Primera Guerra Mundial.”
Una lata de corned beef Fray Bentos como el que se consumía en la Primera Guerra Mundial.
UN EJEMPLO DE HEROICIDAD. El comportamiento de la tripulación y esos tres días donde el tanque “Fray Bentos” recibió la atención en este episodio, tuvo impacto muy fuerte, dado que los soldados británicos, encendieron sus entusiasmos y adoptaron esto como un claro ejemplo de heroísmo. Los alemanes, por su parte, capturaron para sí el tanque y lo llevaron a Berlín, donde fue paseado (hay fotografías) por las calles como un verdadero trofeo de guerra, siendo mostrado como botín de guerra al Kaiser Wilhelm II en Kreuznach, en la Navidad de 1917.
El acto heroico con que se rodeó al nombre del “Fray Bentos”, hizo que cuando hubo que reponer una nueva unidad, se le diera el nombre de “Fray Bentos II” teniendo ésta destacada actuación en la Batalla de Cambrai en noviembre de 1918.
INFORMACION SOBRE YPRES.
Ypres era una posición clave durante la primera guerra mundial porque formaba parte del camino principal planificado por Alemania a través de Bélgica y Francia del Norte (el Plan de Schlieffen).
Además, la neutralidad de Bélgica había sido garantizada por Gran Bretaña, por lo que la invasión de Alemania a Bélgica trajo como consecuencia que el Imperio británico, incluyendo Canadá, entraran en la guerra.
El ejército alemán tomó como lugar de defensa de sus líneas a la ciudad de Ypres. Para contraatacar, fuerzas británicas, francesas y aliadas hicieron avances costosos de la ciudad de Ypres en las líneas alemanas sobre las colinas circundantes.
En la Primera Batalla de Ypres (el 31 de octubre al 22 de noviembre de 1914) el ejército británico capturó la ciudad de los Alemanes. En la Segunda Batalla de Ypres (el 22 de abril al 25 de mayo de 1915) los Alemanes usaron el gas tóxico por primera vez sobre el Frente Occidental (ellos lo habían usado antes en la Batalla de Bolimow el 1 de enero de 1915) y lograron capturar las colinas altas al este de la ciudad. El primer ataque de gas ocurrió contra el ejército canadiense, soldados británicos, y franceses; inclusive contra soldados metropolitanos franceses así como tirailleurs sénégalais como algériens de África francesa. El gas usado era el gas de Cloro. El gas mostaza, también llamado Yperite (tomado del nombre de esta ciudad), también fue usado por primera vez cerca de Ypres en el otoño 1917.
Las ruinas de Ypres – De estas batallas, la más sangrienta, costosa en sufrimiento de humano y más conocida, fue la Tercera Batalla de Ypres (el 21 de julio al 6 de noviembre de 1917, también conocida como la Batalla de Passchendaele. Allí, los Británicos, canadienses y fuerzas de ANZAC reconquistaron el espacio llamado Passchendaele, al este de la ciudad con un costo terrible de vidas. Después de los meses de lucha, esta batalla causó casi medio millón de víctimas a todos los contendientes, y como resultado se obtuvieron sólo algunos kilómetros de tierra para las fuerzas Aliadas. La ciudad de Ypres, fue casi borrada del mapa por el fuego de artillería.
La participación del tanque “Fray Bentos”, fue justamente, en esta última instancia, donde fue capturado por las fuerzas alemanas en octubre de 1917.
Fuente:/sesquicentenario.wordpress.com
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 12, 2010 11:44 am
TANQUE Y PALOMA MENSAJERA (1917- 1ª GM)
La comunicación por radio todavía no estaba perfeccionada durante la Primera Guerra Mundial.
Para ello comunicarse desde los primeros tanques había que recurrir a métodos tradicionales...
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 12, 2010 1:20 pm
Esto de Fray Ventos suena a nombre de Fraile, g g g, pero interesante historia compañero, gracias por contarnosla
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 12, 2010 5:21 pm
El hombre del tanque de Tian’anmen [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
También conocido como el Rebelde Desconocido, un hombre anónimo se volvió internacionalmente famoso al ser grabado y fotografiado en pie frente a una línea de varios tanques durante la revuelta de la Plaza de Tian’anmen, 1989, en la República Popular China. La foto fue tomada por Jeff Widener y se transmitió esa misma noche siendo titular en cientos de periódicos, noticieros y revistas de todo el mundo. El hombre se mantuvo solo y en pie mientras los tanques se le aproximaban, sosteniendo dos bolsas similares, una en cada mano. Mientras los tanques iban disminuyendo la marcha, él hacía gestos para que se fueran. En respuesta, el tanque situado en cabeza de la columna intentó sortearlo; pero el hombre se interpuso repetidamente en su camino, demostrando una tenacidad y resistencia enormes. En Occidente, las imágenes del rebelde fueron presentadas como un símbolo del movimiento democrático chino: un joven arriesgando la vida para oponerse a un escuadrón militar. Dentro de China, la imagen fue usada por el gobierno como símbolo del cuidado de los soldados del Ejército Popular de Liberación para proteger al pueblo chino: a pesar de las órdenes de avanzar, el conductor del tanque rechazó hacerlo si eso implicaba dañar a un sólo ciudadano.
Si observáis con detenimiento las dos imágenes son ligeramente distintas, hechas por dos fotógrafos, la primera la hizo Jeff Widener y fue tomada desde el sexto piso del hotel Beijing, aproximadamente a media milla de distancia, con una lente de 400 mm. La inferior está tomada desde el mismo sitio pero por distinto fotógrafo concrétamente por Stuart Franklin, son muy parecidas ya que, en estos casos, la prensa internacional es aislada en un mismo sitio, sin posibilidad de moverse. ¿Que pasó con el hombre de la foto? Una ONG intentó averiguarlo recaudando fondos para tratar de buscar su paradero pero no llegó a ninguna conclusión debido a la falta de información. Según la Cruz Roja, aquel 5 de mayo murieron en Tiananmen más de dos mil personas. Para el que no recuerde que pasó en Tiananmen os dejo con un enlace Wikipedia
Fuente:/www.unjubilado.info
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 12, 2010 5:38 pm
Corria el año 1973, Zvika Greengold estaba en su Kibbutz al norte de Israel respetando el dia del Yom Kippur, era 6 de Octubre de 1973, en un placentero dia cuando de repente ve pasar un caza de la IDF, ello lo sobresaltó, ya que precisamente ese dia, con la importancia religiosa que tenía, no podian realizarse maniobras…le trajo malos pensamientos y no tardó en confirmarlos en la radio, Egipto acababa de atacar a través del Canal de Suez, pero peor aun era la novedad del ataque sirio en los Altos del Golán, a pocos kilómetros de donde el estaba.
Como miembro de la Reserva, no dudó un segundo , se puso el uniforme y se dirigió a la zona del Golán, ya que estaba seguro que por el tipo de ataque y la fecha, la IDF iba a estar en problemas y mas que probablemente superada en número.
Al llegar, le dijeron que ya lo iban a llamar y que por ahora no iba a poder ayudar mucho, ello lo irritó, se comunicó por radio al Cuartel General de la Brigada y pidió que lo pusieran a cargo de su vieja compañía de tanques, obviamente, la urgencia le dio la razón y fue mas que bienvenido, lo subieron a un semioruga inmediatamente y lo llevaron al cruce Nafakh, de tremenda importancia. Al llegar a este cruce se encontró con que nada podía hacer allí, solo habían cientos de soldados heridos retirados del frente y solo dos tanques Centurión dañados. Consigue un par de mecánicos que realizanb reparaciones en un par de horas y entonces se comunica con el cuartel informando que tenía una fuerza de tanques (sin mencionar el numero) y que pedía permiso para pelear contra los sirios…obviamente que se otorga tal permiso a la llamada “Fuerza Zvika”, era esperada por la Brigada Barak como refuerzo la ya famosa “Fuarza Zvika”, pero grande fue la desilusion al ver llegar solo a dos tanques a medio reparar.
No hubo tiempo para explicaciones, Zvika corre con sus tanques de noche hacia los sirios y relata lo siguiente:
“Al dispararle al primer tanque, este explota en llamas, hubo un fogonazo tremendo por lo que tuve que retroceder, descubrí que en este Centurión mi radio no funcionaba por lo que cambié de tanque con el otro comandante diciendole: “mire lo que yo hago y haga lo mismo dentro de lo posible”, al poco tiempo, un segundo tanque sirio llega y lo dejamos en llamas. Ví otros pero me dí cuenta en ese momento que el tanque a mi lado se había desvanecido, estaba solo y rodeado por delante y a la derecha, moví mi tanque marcha atrás rápidamente disparando en ambas direcciones, destruyendo algunos, ellos comenzaron a usar reflectores, eso ayudó a destruir un par mas, el Brigadier me preguntó por la radio cuantos tanque tenía, le contesté “mi situación no es buena y no puedo decirles cuantos tengo”” Lo cierto es que la “Fuerza Zvika” seguia corriendo marcha atrás y disparando a cada tanque sirio que se acercaba, finalmente se reencontró con su otro tanque y comenzaron a realizar ataques nocturnos de golpea y corre (hit & run) cobrandose mas víctimas.
Finalmente su tanque es alcanzado, causandole quemaduras en el costado derecho del cuerpo y alcanzándolo con esquirlas, huye de su tanque que se incendiaba solo para treparse al otro de su grupo, tomando el control de lo que quedaba de su Fuerza…pasó el resto de la noche buscando objetivos y apoyando tropas de la IDF.
Al amanecer, el Comandante de la Brigada envía una compañía de tanques recientemente reparados para reforzar a Fuerza Zvika, así, pone sus tanques en una posición defensiva a lo largo del camino Tapline, estos 16 tanques de la IDF se enfrentan con 40 sirios, supuestamente según informes, eran los nuevos T-62, en tremendo combate que siguió, Zvika es llamado de urgencia a auxiliar el Cuartel General en Nafakh, por lo que se separa con otro tanque en esa dirección.
Al llegar, se encuentra con que las tropas estaban huyendo desordenadas por el abrumador avance sirio, el conductor del tanque de Zvika grito: “estoy muy viejo para esta mierda!!!”, saltó por la escotilla y se alejó corriendo, abandonando el tanque, El Tte. Greengold tuvo que subir al otro tanque para seguir peleando, no teniendo un conductor.
En el combate que siguió, el único tanque de esta fuerza pegó y pegó fuerte, destruyendo varios tanques sirios mas desde puntos estratégicos, el comandante de la base al ser requerido de la situación contesta al General de Brigada: “no hay nadie en el campo excepto por un solo tanque peleando como loco tras las barreras”
Siguió peleando contra los pocos tanques que se atrevían a aparecer hasta estar ya casi sin municion, en esos casos, se acercaba a su otro tanque inmóvil y sacaba proyectiles de alli. Finalmente llegan tanques , el comandante de otro tanque comenta: “durante un impasse de la batalla, Zvika Greengold dolorosamente se baja de su tanque, cubierto de mugre, quemaduras y sangre y dijo “no puedo seguir” al oficial que lo habia mandado a batalla hace mas de 30 horas, el oficial lo abrazó y consiguió un vehículo para llevarlo al hospital” Greengold colapsó de agotamiento y dolor.
EL FINAL.
Su “Fuerza Zvika” que consistió en un número extraño entre 1 y 16 tanques fue realmente un dolor de cabeza para los sirios, destruyendo muchos tanques, pero fundamentalmente demorando el avance hasta la llegada de refuerzos, haciendo creer al enemigo que estaban frente a una fuerza muy superior.
Y EL VALIENTE Y ABNEGADO Zvika Greengold, tras la guerra, recibió la Medalla de Honor de Israel y se le confirmó (verificando posición en el Campo de Batalla) la destrucción de 60 tanques y vehículos blindados sirios, según esto, sería uno de los mayores ases de carros de la historia.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Ventaja de los carros Occidentales con respecto a los Sovieticos.
La ubicacion de la torre con respecto al casco que en realidad era el que permitia la depresion del cañón este tipo de maniobras como la que se describe el la foto fue muy comun se hicieron bastantes victimas sirias con esta simple maniobra mostrando al centurion casi solo el 15 % del cuerpo del carro mientras los carros t.55 mostraban el 45% y mostrando de paso la parte inferior del glacis.... mortal en estos casos!!!!!
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Centurion destruido en el golan
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Arte que representa la batalla del golan
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Dirigiendose al frente.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Foto de un museo donde se pueden pareciar las estrellas del Kippur, el Centurion y el M48.
Fuente:masmodelismo.com
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 12, 2010 7:36 pm
La cota 920 esta firmemente en manos alemanas. Entre los carros que han tomado parte en su conquista está el mandado por el sargento Christ, siendo los tripulantes Rehard tirador, Mehling cargador, Gietl conductor y Faustmann radio.
El vehículo ha estado dando problemas durante un tiempo, por lo que Christ obtiene permiso para retirarse cuesta abajo y examinar los daños. El conductor diagnostica pérdida de aceite y comenta que la dirección está defectuosa, el carro no está en condiciones de combatir y tendrá que ir a los talleres para someterse a grandes reparaciones.
El jefe de carro informa de la situación y comienza una interminable espera. Pasan cazas y bombarderos soviéticos y estallan bombas por todas partes. La tripulación ya esta acostumbrada a esto y permanece en el vehículo. Solo Christ observa. Súbitamente oye ruido de carros a su derecha. El asunto empieza a interesarle, porque aunque no puede ver a través del distante cinturón de árboles, de una cosa esta seguro; solo puede ser Iván. Se apea y va hasta los vecinos Grenadier. Le cuentan que han estado observando a un T-43 (Para los alemanes el T-43 era un T-34/85) soviético en el bosque de enfrente. Cautelosamente, Christ se arrastra por la densa maleza hasta que puede ver a dos T-43 escondidos bajo los árboles, en el linde del bosque. Rápidamente llama a Rehard, el tirador, y le enseña el blanco, mientras su renqueante carro maniobra con dificultad en busca de una posición favorable de tiro.
El primer carro soviético es atacado. Al segundo disparo la tripulación abandona el vehículo, pero este no arde. El segundo T-43 se convierte ahora en el blanco, quedando envuelto en llamas en seguida. Al mismo tiempo, Christ observa los fogonazos de otros dos carros soviéticos. Sus disparos, sin embargo, se dirigen a otro lugar. Rehard hace girar la torre de izquierda a derecha y dos disparos mas dejan a ambos vehículos ardiendo. Parece como si los cuatro carros sean solo una avanzada, y el vehículo alemán sale de su expuesta posición.
El sargento observa atentamente con sus binoculares. Ve, cerca del primer par de vehículos destruidos, que otros dos T-43 ha llegado y sus cañones les están apuntando. Ahora que los soviéticos saben donde esta sus enemigos, las cosas empiezan a ponerse feas.
Una vez mas, el carro que debería estar en los talleres, avanza. Gietl lo lleva con cuidado a una posición de tiro. Rehard apunta al primer enemigo y se produce la detonación del cañón. El hombre es un auténtico demonio como tirador y le acierta a la primera. Con una violenta explosión el carro vuela en mil pedazos. ¡A la porra el numero cinco! A continuación el primer T-43 es machacado y esta vez arde como una antorcha.
No queda munición. Dos hombres de la tripulación corren hasta un camión cercano y empiezan a traer munición de carro. Christ no pude creer lo que esta viendo dos carros más han aparecido y están disparando desde una posición a la derecha de sus ardientes camaradas. Desgraciadamente tiene que quedarse cruzado de brazos hasta que llegue la munición. Pero el mal rato no dura mucho y pronto el numero seis está ardiendo.
La munición vuelve a faltar cuando otro T-43 aparece a la vista pero los dos tripulantes ya han bajado y vuelven con nuevos proyectiles. El carro soviético es alcanzado cuando asoma la nariz al descubierto. El numero siete se incendia al primer disparo.
Los soviéticos evitan este rincón maldito y se van a otra parte. En medio de la creciente oscuridad, Christ y su tripulación son remolcados en su estropeado carro hacia los talleres.
Fuente:masmodelismo.com
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Lun Jul 12, 2010 7:50 pm
Edwin Cox.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Poco se sabe de el teniente Edwin Cox , pero logro ganarse la estrella de plata al destruir un tiger con su sherman m4a1 de 75mm en italia fue de los primeros y de los pocos que logro vencer en un 1 vs 1 contra los pz VI Tiger.
Sgt Jacob Kretchik 5 tanques enemigos destruidos durante la batalla de las ardennas.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Aunque empezo a combatir tarde hasta septiembre de 1944 logro 5 tanques enemigos detsruidos en solo 15 dias con su m10 de 76mm.
Sgt Edwin Yost se convirtio en el primer as de m10 norteamericano detsruyendo 5 pz IV H , un camion y un bunker en italia ( Lo lograron solo en 25 minutos).
Aunque el sargento Pool tiene mas objetivos destruidos para muchos fue Abrams el mejor carrista pues fue el que mas tanques enemigos detsruyo y sus dotes como estratega lograron una impresionante victoria de tanques en arracourt,unas fotos...
Tema: Re: Historias de las guerras Jue Jul 15, 2010 12:46 am
T-34/76 y PzKpfw III (Kubinka, verano de 1940)
En el verano de 1940 el T-34 se comparó a dos Panzerkampfwagen III en el campo de pruebas de Kubinka. Se desconoce qué modelo de PzKpfw III fue pero los resultaron fueron desfavorables al T-34. El vehículo soviético era superior en cuanto a protección y potencia de fuego (movilidad en terreno desigual), pero eso era todo. Los PzKpfw III disponían de una torreta de 3 hombres mucho más operativa y confortable disponiendo además de una cúpula para el jefe del vehículo que mejoraba su eficacia. Cada miembro de la tripulación disponía de un sistema de comunicación interno. Por el contrario el T-34 disponía de una angosta torreta de dos hombres, sin cúpula para el jefe del vehículo y además los únicos en disponer de comunicación interna era el comandante del vehículo y el conductor. La conducción del PzKpfw III resultaba muy cómoda y uniforme mientras que el T-34 era extremadamente ruidoso, a máxima velocidad el carro alemán era oido a 150-200 metros mientras que el T-34 podía ser detectado a 450-500 metros de distancia. Los ingenieros soviéticos quedaron sorprendidos por la velocidad máxima desarrollada por el vehículo alemán, 69´7 Km/h, mientras que el T-34 alcanzó como mejor resultado 48´2 Km/h. El PzKpfw III resultó ser más rápido que el BT-7 sobre su tren de rodaje de ruedas pues lograba alcanzar los 68´1 Km/h. El informe continua indicando la buena calidad de la suspensión y óptica del carro alemán, diseño hábil en la distribución de la munición, equipo de radio, motor y transmisión fiables.
El Kw.K.38 L/42 de 50mm tenía grandes dificultades para abatir a un T-34. incluso el Kw.K.39 los tenía a pesar de lo que decían las tablas. Baryatinskiy citaba que el Kw.K.39 podía penetrar al T-34 a 500m, pero leemos Panzer Truppen de Jentz y nos dice:
- El tanque de Steup atacó 1 vez a un T-34 a 20 m y 4 veces a 50 m con el PzGr. 40 sin efecto alguno. El T-34 vino cerca y más cerca a pesar de estar constantemente bajo nuestro fuego.
- Un informe del 203º Regimiento Panzer decía que el Panzer III L/42 con el PzGr.40 podía penetrar al T-34 hasta 200m en el casco entre la 5ª y 6ª rueda, mientras hasta 100m en los laterales de la torre. Con el PzGr.39 hasta 150m entre la la 5ª y 6ª rueda después de varios disparos certeros. El Panzer III L/60 podía penetrar al T-34 con el PzGr.39 hasta 400m en los laterales de la torre y casco. También a menos de 300m en la escotilla del conductor después de varios disparos. El Panzer IV podía penetrar el casco entre la 5ª y 6ª rueda a una distancia de 150-800 m y el montanje en bola de la ametralladora del casco a 150-400 m, ambos usando el proyectil Gr.38 HL (HEAT).
- El 33º Regimiento Panzer envió un reporte de combate el 31 de julio de 1942 a cerca de la capacidad antitanque del Panzer III L/60 y PzGr.38, alegando que los laterales del casco eran penetrados hasta los 500m, la superestructura y torre hasta 400m y en el frente inefectivo. En el caso del Panzer IV con el L/43 y PzGr.39, penetraba al T-34 hasta los 1200m.
- La 8ª Compañía citaba en un informe datado del 6 de agosto de 1942 como el PzGr.40 disparado por sus Panzer III a 100-150m "resbalaban" sobre el blindaje del T-34 y que sólo pudieron penetrarlos por la parte trasera.
Tambien tenemos un estudio realizado por el vt NII-48 (Instituto de Ciencia y Desarrollo 48) sobre un T-34 impactado 109 veces, determinó que un 89% de los impacto no habían penetrado y sólo había sido posible la penetración con municiones de 75mm.
Como podeis observar, el 50mm era bastante limitado. Durante Barbarroja, debido a diversos factores, el inmovilizar a un T-34 disparando a sus cadenas, suponía en gran parte de los casos, la victoria (rendición o fuga de los ocupantes). Incluso se han detectado fugas de tripulantes que fueron impactados por el fuego de ametralladoras.
Tema: Re: Historias de las guerras Jue Jul 15, 2010 1:03 am
Relatos De Veteranos De Guerra Alemanes
Erich Burkhardt de Oelsnitz Vi a mis compañeros morir de sed
Texto original de Gerald Praschl
Desde el primer día, luchó Erich Burkhardt en la segunda guerra mundial. Cuando estalló la guerra en septiembre del 39, fue llamado a filas el por aquel entonces mecánico de 20 años. Primero luchó en Francia. En el verano de 1941 marchó al frente Este, hacia Rusia.
Erich Burkhardt: “Desde principios del verano del 42, marchamos con el VI ejército de la Wehrmacht desde Donezk-Becken hacia Stalingrado. El 24 de agosto, con muchas pérdidas, llegamos a Kalatsch. Cuanto más lejos estábamos de la ciudad, más fuerte era la resistencia. Como era uno de los pocos que tenía permiso de conducir, estaba de servicio en el coche del comandante. Hasta que se agotó la gasolina. Desde allí tuve que ir a pie. Nuestra división luchó en el sur de Stalingrado. Cuando a mediados de noviembre supimos, que habíamos sido cercados por los rusos, reímos al principio. Pronto debimos reconocer que nuestra situación era grave. En Navidades perdimos toda esperanza de salir del cerco. El 8 de enero los rusos lanzaron octavillas: ¡Rendíos! En el cautiverio os espera comida, un buen alojamiento, mujeres guapas, y un pronto regreso a casa. El general von Paulus, al mando del sexto ejército, nos ordenó luchar hasta el final. No pensamos en ello demasiado. Porque teníamos más miedo al cautiverio que al infierno del Kessel.”
La lucha por la supervivencia.
Cada día morían cientos de mis compañeros. No era ninguna muerte heroica por el Führer, el pueblo y la madre patria. Simplemente estiraban la pata. Aún tuvimos suerte, mientras estuvimos guarecidos en la ruinas de la ciudad. Lo más desafortunados eran los que les tocó resistir fuera, en la fría estepa. Yo mismo vi como a muchos se les congelaron las piernas, y se arrastraban con las rodillas, para buscar protección en las ruinas. Quien era herido, permanecía sencillamente tumbado. Nadie se ocupaba de ellos. Gritaban hasta que morían desangrados.
El fin.
Algunos de mis compañeros empezaron a suicidarse. Nuestro comandante de división, el general von Hartmann, permaneció de pie a descubierto sobre las vías del tren, esperando la bala que lo matara. El 31 de enero del 43, los rusos ya estaban frente a nuestro sótano. Les lanzamos nuestras armas. Nos sacaron afuera y nos llevaron a la Plaza Roja, en el centro de Stalingrado. Allí vi como los rusos evacuaban al general von Paulus. El hombre que nos había ordenado luchar hasta el final, había decidido rendirse.
En el tren de la muerte a Uzbekistán.
Lo que debí presenciar, fue más horrible que en el Kessel. Los rusos nos cargaron en un tren. 100 hombres por vagón. Apenas nos dieron de comer. Y lo más grave: nada de beber. A través de las tablas de la pared del vagón, que traqueteaba por Rusia, debimos ver como afuera, los rusos llenaban la caldera con agua. Y estábamos allí muriéndonos de sed. Las muertes empezaron. Amontonábamos a los muertos en una pila en el centro del vagón. Pronto no tuvimos fuerzas para mover sus cuerpos. Así que los moribundos, se arrastraban ellos mismos hasta la pila. Los cuerpos de más abajo, empezaron a descomponerse. Cuando después de 22 días llegamos a Uzbekistán y abrieron las puertas, en nuestro vagón solamente quedábamos 6 con vida. 94 habían fallecido. En algunos vagones no sobrevivió nadie.
El horror del campo.
En el campamento de prisioneros apenas había comida. La malaria, el tifus y la disentería se extendían. Desde febrero hasta mayo del 43, de los 6.000 supervivientes del tren, murieron todos menos 1200. A mediados de mayo, fui trasladado a un campo en los Urales. Allí también había trabajo duro y poca comida. Al final perdí 44 kilos. En agosto del 45 tuve por fin suerte. Una médico del campo, certificó que a causa de la desnutrición, estaba muy enfermo y se me permitió volver a casa.
Guardar silencio.
En mi casa de Sachsen se me dijo muy claro, que sería mejor que no dijera nada sobre mis experiencias en los campos soviéticos. El horror de los campos era un tema tabú en la DDR. Sólo a partir de 1990, puede hablar abiertamente del tema. Desde entonces, nos reunimos antiguos soldados que participamos en la batalla de Stalingrado. También invitamos a veteranos rusos. Cuando éramos jóvenes, tuvimos que matarnos unos a otros. Hoy, nos reunimos como amigos y compañeros.
El vagón de la muerte a Uzbekistán, sobre el que ha hablado Erich Burkhardt, fue uno de los excesos más graves cometidos contra los prisioneros de guerra alemanes. Miles de hombres murieron. También hay prisioneros que alegan buenos tratos. De 3,3 millones de prisioneros alemanes en la Unión Soviética, 1,3 millones no volvieron nunca.
Panzerfahrer Johannes Hellmann El dolor me tortura hasta hoy
Texto original de Gerald Praschl
Johannes Hellmann (de 78 años) (el artículo es de hace 3 años) no habló en absoluto sobre los horrorosas vivencias en Stalingrado. Como tantos que allí estaban, echó tierra sobre lo que allí debió presenciar. “Sólo pude hablar sobre ello una vez con mi mujer y mi hija. No quería recordarlo.” Sólo en sus sueños más horribles permanece vivo. Aún pasados 60 años. “Ese dolor me tortura hoy casi más que por entonces”, le comenta al reportero. Apenas empieza a relatarlo, brotan lágrimas de sus ojos y solloza amargamente. El infierno de Stalingrado no le deja en paz.
La marcha a Stalingrado.
Johannes Hellmann nació en 1924 y creció en Dessau. Su padre tenía una zapatería. A los 15 años empezó su formación profesional de decoración de escaparates. Poco después de su 18 cumpleaños, en febrero del 42, fue reclutado. Después de la formación como conductor de panzer, llegó en el verano del 42 al frente. Aquí empieza su relato: “Marchábamos desde el Donezk-Becken hacia Stalingrado. Atravesamos la reseca estepa. En verano se llega a los 60 grados. Sólo había arena y hierba. A principios de agosto llegamos a Stalingrado. Primero barrimos la ciudad con proyectiles. Entonces penetramos en ella. Mi unidad se detuvo en los suburbios y allí construimos unos refugios."
El ataque de los rusos.
"Hasta el 18 de noviembre el tiempo fue bastante cálido. Llevábamos ropa ligera. A la mañana siguiente la estepa se convirtió en un mar helado. 20 grados bajo cero. Nos helábamos como perros. Nuestros abrigos aun no habían llegado al frente. Ya no los vimos nunca más. Entonces, la misma mañana, empezó el ataque. Un millón de rusos se precipitaron contra nuestras líneas. Dispararon con todo lo que tenían. Por telegrama supimos que habían roto nuestra retaguardia. Estábamos cercados."
Prisioneros en la trampa mortal.
"Nuestra munición sólo duraría unos días. Y hacía cada vez más frío. Al final 45 grados bajo cero. Encontré un soldado ruso muerto. Le quité las botas y el abrigo de piel. Después de 14 días sólo recibíamos sopa y un trocito de pan integral cada día. Los rusos atacaban casi a diario. Por todas partes había cadáveres. Nuestros camaradas y rusos. Cabezas abiertas, piernas arrancadas, uno tenía un tiro en el estómago, por el que le colgaban las tripas. Para no morir de hambre, comíamos la carne sosa de los caballos muertos. Tuve diarrea, y un tipo de fiebre parecida a la Malaria, transmitida por los piojos. Ya no teníamos ninguna esperanza de salir vivos. Se trataba de eso, de sobrevivir una hora más. Por las noches, oíamos los altavoces de los rusos, que nos pedían que nos rindiéramos. Pero para nosotros, la prisión era igual que la muerte."
Lucha en el Volga.
"Apuramos al máximo el carburante. Cuando nuestros depósitos se quedaron vacíos, volamos los tanques para que no cayeran en manos del enemigo. Las últimas semanas luchamos como infantería entre las ruinas. El día de año nuevo del 43, fui herido en el Volga, por una granada en la pierna. Esto me salvó la vida. Dos días después me sacaron con avión. A causa de la fiebre, no me enteré de casi nada. En Rostow, fui transportado con innumerables heridos más en vagones para ganado. Viajamos tres semanas hacia el oeste. En cada parada descargaban muertos. Los heridos caían como moscas."
La juventud perdida.
"Tras 4 meses de convalecencia tuve que volver a Rusia. Poco antes de la guerra fui herido otra vez. Me llevaron a un hospital militar. Allí caí prisionero del ejército inglés. Tuve que trabajar dos años y medio en una mina. A finales del 47 pude volver a casa. Dessau estaba destruido y mis padres habían muerto. También casi todos mis amigos, muertos. Tenía 24 años. Mi adolescencia la pasé en el frente de Rusia. Siempre lo he maldecido”.
Johannes Hellman marchó en 1950 al Oeste con su mujer. Allí trabajó como decorador de escaparates. Vive como jubilado en Dannenberg.
Soldado de artillería Falk Patzsch, de Königstein Ya no teníamos ninguna esperanza
Texto original de Gerald Praschl
Sus manos tiemblan desde las primeras frases. Falk Patzsch nació en 1922 en Königstein, hoy jubilado en Weißwasser, es un prisionero de sus horribles recuerdos. Su mujer, Ella (74), toma su mano para tranquilizarle. Entonces se prepara de nuevo, para contar la historia de su juventud perdida.
Una historia llena de locura, guerra y destrucción.
Falk Patzsch: “Mi infancia estuve llena de vivencias horribles. Mi madre murió muy pronto. Mi padre no se ocupó en absoluto de mí, ni de mi hermana. Muy a menudo no teníamos nada que comer. Los últimos años los vivimos en un horfanato. ¿Los nazis? Por aquel entonces, pasaba en las Juventudes Hitlerianas una gran parte de los pocos momentos bonitos de mi dura juventud. Así que lamentablemente, asimilé los lemas de ese “Flautista de Hamelín”. Más tarde en mi vida, aprendí la lección. Sólo una vez quise ser engañado.”
Muerte en Moscú.
Con 18 años, en 1940, fui llamado a filas. Y estaba claro que lucharía contra los rusos. El 22 de junio del 41, llegó la orden de atacar. Llegamos frente a Moscú. Entonces cayó el horrible invierno ruso. Mis compañeros se congelaban con su ropa de verano por miles. En la primavera del 42, nos hundíamos en el barro. Durante semanas estuvo nuestra división rodeada, y los rusos nos disparaban desde todas partes. Cada uno luchaba por sí mismo y por su vida, ya no había compañerismo. Se me congelaron las orejas y los dedos de los pies. Creer en una victoria o en el Führer, hacía tiempo que no se pensaba en ello. A principios del verano del 42 nos enviaron en dirección a Stalingrado. Cuanto más avanzábamos, más enfurecida era la resistencia de los rusos. Y peores los suministros. Casi no teníamos nada que llevarnos a la boca, y cada vez menos munición. Buscábamos en los bolsillos de los muertos en busca de comida.
Lucha en Stalingrado.
Entonces empezó el ataque en la ciudad. Delante nuestro los rusos, que luchaban por sobrevivir. Y detrás nuestro un enemigo peor: nuestra propia gente. Disparaban contra cualquiera que intentaba volver atrás. Cientos de compañeros fueron fusilados por cobardía ante el enemigo. Hubiera mentido al afirmar, que estaba interesado en como, en el otro bando los pobres cerdos pringaban como nosotros. Nuestro destino estaba claro: matarnos unos a otros. Una vez me quedé enfrente de un ruso. Por un pequeño instante le miré a los ojos. Entonces levanté mi pistola y él hizo lo mismo con su MP. Yo fui más rápido.
La traición.
Como soldados del frente, hablábamos abiertamente de nuestra desesperación. Al contrario, se debía ser cauteloso al hablar de la verdad. En una carta que envié a mi padre Otto por correo militar a Königstein, le informé sobre nuestra desesperada situación y le escribí: “Ya no tengo ninguna esperanza de volver a ver mi país”. Hubiera sido mejor no hacerlo. Mi padre era un nazi obstinado, que devolvió la carta a mi comandante en el frente, que me señaló como desmoralizador de la tropa. Gracias a Dios, mi comandante era un hombre respetable. Me hizo llamar y me dijo: “Patzsch, por esto debería mandarlo a fusilar”. Entonces le dio la carta a su ayudante. Éste la puso encima de una parrilla y la encendió. Callados, vimos como el papel ardía.”
La salvación.
A principios de octubre del 42, fui alcanzado por la metralla de una bomba en las inmediaciones de una fábrica en Stalingrado. El impacto me rompió muchos huesos, me alcanzó en el estómago, y me rompió el cráneo. Perdí el sentido. Estuve sepultado varios días bajo las ruinas. Entonces ocurrió un milagro, cuando semanas después desperté en un hospital militar en Litzmannstadt, en Polonia. Fui evacuado en avión.
Una nueva vida.
A causa de mis graves heridas, fui declarado inútil. Como ya no quería tener nada que ver con mi padre, me mudé a casa de una familia en Namislau, que me acogió como a su hijo. Con mucha suerte, pude sobrevivir a la ocupación de los rusos en el 45. En Weißwasser encontré un nuevo hogar. A causa de las heridas de guerra fui declarado inútil, y sufro aún hoy en día ataques epilépticos. Ya no cogería un fusil por nadie. Hitler y Stalin, Ribentropp y Molotov, esos asesinos que hicieron la guerra, y que nosotros sencillamente, pagamos los platos rotos.
A causa de sus graves heridas, fue declarado inútil. 60 años después del ataque a Stalingrado, padece ataques epilépticos y pesadillas. Además, por una explosión quedó medio sordo. Hoy vive como jubilado en Weißwasser.
Soldado Max Adler Mi álbum de fotos me ayudó a soportar mis horribles experiencias en la guerra.
Texto original de Gerald Praschl
Con su cámara, Max Adler tomó fotos de la pesadilla en el frente, en la segunda guerra mundial, entre 1941 y 1945.
Las fotos.
Cinco años, de 1940 a 1945, estuvo Max Adler (hoy 80) en la guerra. También en Stalingrado. Allí fue evacuado por aire al ser herido. Tenía consigo su cámara. Envió las fotos por correo militar a casa. No creía que volvería a ver su pueblo natal, Schköna. Sus hermanos, Otto y Ernst murieron. Él sobrevivió, al llegar en 1945 a un campo de prisioneros francés.
El regreso a casa.
Su actual mujer, Elfriede, lo recuerda: “Era Marzo de 1946. No sabíamos nada de él desde hacía dos años. Entonces llegó caminado por el prado en una mañana hermosa. Muy delgado, pero vivo. ¡Fue un milagro!”
El álbum.
Max y Elfriede se casaron. Tuvieron hijos y comenzaron una nueva y humilde vida. Max trabajó 37 años en una tienda de electrodomésticos. Guarda su álbum con las fotos de la guerra como un tesoro familiar, decorado con dibujos artísticos. “Mi álbum de fotos me ayudó a soportar mis horribles experiencias en la guerra”, dice.
El radiotelegrafista Rolf Keller desde Dresde. Cada día volaba al infierno
Texto original de Gerald Praschl
La misión del puente aéreo.
A bordo del Focke-Wulf 200, Rolf Keller veía el horror. En enero de 1943, voló con su máquina más de 30 veces junto a otro radiotelegrafista y dos pilotos al Kessel de Stalingrado. Su misión: llevar suministros a las tropas alemanas que estaban en esa ciudad sitiadas por los soviéticos. En realidad, Keller y sus camaradas estaban estacionados desde el principio de la guerra en Noruega. Desde aquí volaban con su Focke-Wulf haciendo largos recorridos sobre el Atlántico como avión de reconocimiento, encontrado ocasionalmente barcos enemigos. Por aquel entonces el Focke-Wulf era una maravilla de la técnica. Podía permanecer 20 horas en el aire. Ahora Keller y sus camaradas debían dirigirse al Ostfront. Allí ayudaron a abastecer con suministros a los 260.000 alemanes sitiados en Stalingrado desde el aire.
Stalingrado estaba condenado.
Desde el 22 de noviembre, el VI Ejército de la Wehrmacht del general Friedrich von Paulus estaba sitiado por el ejército rojo. Cada día la situación era más desesperada. En vez de intentar romper las líneas enemigas para salvarse, von Paulus y sus hombres debieron obedecer las órdenes de Hitler y resistir en Stalingrado. Hermann Göring les había prometido abastecerlos diariamente desde el aire con 600 toneladas de aprovisionamientos. Estimación totalmente irreal, como se comprobó al poco tiempo. Los aviones apenas podían transportar cada día 100 toneladas.
La muerte en el Kessel
En el Kessel los soldados empezaron a morir. El hambre y las epidemias se extendían rápidamente. Como última esperanza, la unidad de Keller con 18 aviones fue trasladada de Noruega al este. En enero del 43 volaron al Kessel de la muerte, que cada vez era más estrecho. Transportaron 36 toneladas de aprovisionamientos. Y sacaron de allí a 156 heridos. Fueron las últimas semanas de la tragedia de Stalingrado. Mientras tanto diariamente morían 1000 soldados alemanes. La mayoría no moría bajo fuego enemigo, sino de hambre. 40.000 heridos ya no pudieron ser evacuados, y soportaron en los sótanos sus inhumanos dolores.
El horror en la pista de aterrizaje.
En la pista de aterrizaje de Pitomnik, donde aterrizó el avión de Keller, acontecían escenas apocalípticas. En las zanjas a lo largo de la pista, yacían innumerables heridos que esperaban poder subir a un avión y con ello conseguir la ansiada salvación. “Sólo los heridos más graves y los especialistas recibieron la autorización para ser evacuados. Todos los demás estaban condenados.” La unidad de Keller también tuvo que pagar un alto precio. En el transcurso de pocas semanas, la mitad de los Focke-Wulf fueron derribados. El 29 enero del 43, el propio avión de Keller fue alcanzado y sufrió graves desperfectos. Al final, el 31 de enero, la unidad de Keller recibió una orden sin sentido, el día que von Paulus fue hecho prisionero. Un último Focke-Wulf debía sobrevolar el centro de Stalingrado, para lanzar munición y alimentos. Los camaradas de Keller nunca volvieron. Fueron derribados.
La vida tras el horror.
Rolf Keller sobrevivió al ataque de Stalingrado. En 1945 fue hecho prisionero en Francia. Tenía 25 años y no había visto nada más que ruinas, muerte y podredumbre. Seis años como soldado en la guerra. “Envidio a la gente joven que hoy tan libres de preocupaciones pueden disfrutar de su juventud. En esa época yo estuve en el infierno de la guerra. En el infierno de Stalingrado.”
Fuente:/masmodelismo.com
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Jue Jul 15, 2010 1:05 am
“Los mejores resultados son obtenidos por el comandante cuyas ideas se desarrollen libremente… las decisiones atrevidas y temerarias constituyen la promesa del éxito… la rapidez es todo”
Esta frase resume la personalidad del Mariscal Rommel. Conductor audaz, sus brillantes acciones militares en las arenas del desierto Africano constituyen un ejemplo de la “guerra relámpago”. Aquí se transcribe una serie de reflexiones, escritas por Rommel en el cual expone sus ideas y métodos que lo llevaron a conseguir victorias brillantes.
“Las batallas que tienen por objeto destruir el poder de resistencia del enemigo deben ser concebidas como batallas de desgaste. En la guerra motorizada, el desgaste material y la desorganización de la cohesión orgánica del ejercito adversario debe ser el objeto directo del planeamiento. Tácticamente la batalla de desgaste es librada con la máxima movilidad posible. Los siguientes puntos requieren atención especial:
a) Debe tratarse de concentrar los propios efectivos, tanto en espacio como en tiempo, mientras se intenta, simultáneamente, dividir las fuerzas adversarias y destruirlas en distintos momentos. b) Las líneas de abastecimiento son particularmente vulnerables, dado que todo el combustible y las municiones, requisitos vitales para la batalla, tienen que pasar por ella. En consecuencia, deben protegerse las propias por todos los medios posibles y tratar de desorganizar o mejor todavía, interrumpir las del enemigo. Operaciones contra los puntos de suministro del enemigo, obligándolo a interrumpir una batalla en cualquier otro punto, dado que, como ya se ha demostrado, los abastecimientos son la base de la batalla y debe dárseles prioridad defensiva. c) Los elementos de tanques son la columna vertebral de un ejercito motorizado. Todo se concentra sobre los tanques; Las otras formaciones son solo auxiliares. Las operaciones de desgaste contra las unidades de tanques enemigos tienen que ser cumplidas, en consecuencia y dentro de lo posible, por nuestras propias unidades de destructores de tanques. Nuestra fuerza de tanques tienen que asestar el ultimo golpe. d) Los resultados de los reconocimientos debe llegar al comandante en el menor tiempo posible y el debe adoptar medidas inmediatas y ponerlas en ejecución lo mas rápido posible. La rapidez de reacción en las decisiones del comando, decide la batalla. En consecuencia, es vital que el comandante de la fuerza motorizada este los mas cerca posible de sus tropas y en estrecha comunicación con ellos. e) La rapidez de nuestros movimientos y la cohesión orgánica de las unidades son factores decisivos y requieren especial atención. Todo síntoma de confusión debe ser afrontado con la mayor rapidez posible, asegurando la necesaria reorganización. f) El encubrimiento de nuestras propias intenciones es de la mayor importancia, a efecto de lograr condiciones de sorpresa para nuestras propias operaciones y capacitarnos para explotar al máximo el tiempo requerido por el comando enemigo para reaccionar. Debe hacerse amplio uso de acciones simuladas de toda índole, aunque solo sea para que el comandante enemigo este inseguro y actué con cautela y vacilación. g) Recién cuando el enemigo ha sido batido completamente debe uno intentar explotar el éxito arrollando y destruyendo grandes grupos de sus fuerzas desorganizadas. Aquí, nuevamente, la rapidez es todo. No debe darse al enemigo oportunidad para reorganizarse. El reagrupamiento mas rápido posible para la persecución, la organización mas rápido posible para el abastecimiento, son los factores esenciales para las fuerzas atacantes.
En el renglón técnico y de la organización, los siguientes puntos deben merecer especial atención en operaciones en el desierto:
a) Del tanque, debe exigirse ante todo, facilidad de maniobra, velocidad y un cañón de largo alcance, dado que el bando que tenga el cañón mas poderoso tendrá el brazo mas largo y podrá atacar antes al enemigo. El espesor del blindaje no compensa la potencia de las armas, dado que solo pueden obtenerse a expensas de la maniobrabilidad y de la velocidad, siendo ambos indispensables requisitos tácitos. b) La artillería, debe tener asimismo, largo alcance y, ante todo, el mas alto grado de movilidad e inclusive municiones en grandes cantidades. c) La infantería solo sirve para ocupar y mantener posiciones destinadas a impedir que el enemigo realice operaciones determinadas o para obligarlo a ejecutarlas. Una vez lograda tal finalidad, debe ser posible mover la infantería rápidamente y emplearla en otro punto. En consecuencia, Será móvil y estará provista de equipo que le permita ocupar posiciones defensivas con la mayor velocidad posible en puntos tácticamente importantes del campo de batalla.
Mi experiencia personal es que las decisiones atrevidas y temerarias constituyen la mejor promesa de éxito. Debe diferenciarse entre osadía operativa y táctica y entre riesgos o aventuras militares. Una operación atrevida u osada es aquella que solo tiene una probabilidad de éxito, pero que, en caso de fallar, lo deja a uno con suficiente fuerzas en la mano para hacer frente a cualquier situación. El correr una aventura o riesgo, por otra parte, es una operación que puede conducir a una victoria o a la destrucción de las propias fuerzas. Una de las primeras lecciones que aprendí por experiencia propia en las operaciones bélicas motorizadas, fue que la velocidad de la acción y la rapidez de reacción del comando, son factores decisivos. Las tropas tienen que estar preparadas para actuar a la mayor velocidad posible y en completa coordinación. Uno no debe darse por satisfecho, en este caso, por un promedio normal, sino que debe tratar de obtener un rendimiento máximo, dado que el bando que hace el mayor esfuerzo es el mas rápido y el bando mas rápido gana la batalla.
Fuente:masmodelismo.com
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Jue Jul 15, 2010 1:13 am
El coronel Harry A. Flint era un oficial excéntrico. Loco, dirían algunos. Antiguo compañero de caballería del general Patton, un día se presentó al general Bradley, en su comando en Argel, para pedirle el mando de tropas de primera línea, donde, según él, "se peleaba de verdad". -Por las campanas del infierno, Brad, me estoy oxidando, desperdiciando mis actitudes con estos coroneles de cama blanda en la retaguardia. Cuando alguien solicitó, luego de la captura de Túnez, a un jefe para que levantara el ánimo del regimiento 39º que mostraba signos de moral baja, Paddy Flint fue designado como su comandante. Su primera medida al llegar a Italia fue colocar en todos los cascos, camiones y elementos de combate de sus soldados la sigla "AAA-0". Cuando un comandante le preguntó por su significado, le contestó: "Cualquier cosa, en cualquier momento, en cualquier parte, sin excluir nada" [casi intraducible: "Anything, Anytime, Anywhere", y el guión como menos tachando un 0.] El comandante comentó el hecho y poco tiempo después llegó una orden desautorizando poner inscripciones especiales en cualquier parte. Flint no obedeció porque, según él, "la ley debía ser anterior al hecho del proceso". El excéntrico oficial había estudiado algo de leyes en su ciudad natal, Vermont. Todo quedó allí. Pero otras actitudes de Flint llamaban mucho más la atención. Dirigía a sus hombres desnudo hasta la cintura, con casco, una bufanda negra al cuello y revoleando un fusil. "Voy así para que mis soldados me reconozcan mejor" le respondió a un sorprendido periodista. Además, caminaba por las líneas del frente fumando y sin bajar la cabeza, incluso cuando el enemigo estaba a tiro. Es más, hacía gestos despectivos hacia las líneas alemanas y le gritaba a sus hombres "¡Vean a esos alemanes! No sabían tirar en la Primera Guerra Mundial. No saben tirar en ésta. ¿Cuando van a aprender? ¡Ni siquiera son capaces de matar a un viejo chivo como yo!" Sus superiores se precupaban por eso y se lo transmitían: -Algún día, Paddy -le dijo Bradley-, usted va a andar paseando así y lo van a matar. Entonces va a probar justamente lo contrario de lo que quiere enseñar a sus hombres. Pero Flint estaba convencido de lo que decía, y miró a su superior con extrañeza. -Por las campanas del infierno, Brad, usted sabe que esos alemanes no saben tirar... Finalmente, sucedió lo dicho por Bradley: Paddy Flint murió en Normandía, cuando un francotirador alemán le dio un tiro en la cabeza. El general dijo acerca del asunto: "estoy seguro de que de ese tiro, él hubiera dicho que le acertaron de pura casualidad. Pero ni siquiera esa satisfacción tuvo, pues, si bien vivió algunas horas, la herida había afectado a la palabra. Paddy murió como un irlandés silencioso y con una sonrisa en el rostro."
Fuente:/cssbl
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Jue Jul 15, 2010 8:27 am
Kurt Knispel fue durante la 2GM el tanquista más letal para sus enemigos con 168 tanques destruidos acreditados, a los que si se suman los no acreditados, según varias fuentes se llegan a los 195. Sin embargo esta eficacia no se vio recompensada con la cruz de caballero, para la que estuvo cuatro veces propuesto. ¿Como es posible que exista tan poca información sobre tan extraordinario tanquista? ¿Por que la propaganda nazi no hizo de el un héroe? Este hecho quizás fue debido a que él nunca fue nazi y no le preocupo demostrarlo. Un pequeño esbozo de su vida y el relato de una anécdota con un prisionero nos lo hace ver. Kurt Knispel nació el 20 de septiembre de 1921 en Salisfeld (Checoslovaquia) en la región de los Sudetes. En 1940 después de su entrenamiento como soldado se ofreció voluntario en las divisiones panzer. Allí se familiarizo con los Panzer I ,II , y IV . El 11 de octubre de 1940 fue transferido a la 3ª Compañía del 29ª Regimiento Panzer, encuadrado en la 12ú División Panzer .Aquí termino su entrenamiento como cargador y artillero en un Panzer IV.
Participó en Barbarroja como artillero, combatió desde las afueras de Stalingrado hasta Leningrado. Acreditando 12 tanques destruidos. En 1943 recibe entrenamiento en los nuevos Tigers y pasa a formar parte del pz. Abt 503. Recibe el bautismo de fuego con su nuevo carro en Kursk, como cobertura de la 7ª Panzer División. Continuó luchando en la bolsa de Cherkassy , Vinnitsa, Jampol, y Kamenets- Podolsk. Su compañía fue transferida a Francia donde reequipada con el Konigstiger. Allí luchó en la retirada de Normandia ,en las proximidades de Caen. Nuevamente transferido al Este continuo combatiendo en Mezotúr, Törökszentmiklós, Cegléd, Kecskemét, Gyula y Neutra. En una ocasión acreditó la destrucción de un T-34 A 3.000 m, y en otra informó de 24 impactos en su carro. Continúo luchando hasta caer el 23 de abril de 1945 en el área de Wostiz. A pesar de tan extraordinario historial nunca paso de suboficial. Siendo comandante de su carro .Es el único suboficial que tiene una mención en el Wermachtbericht. Sus condecoraciones son: Cruz de Hierro de 1ª y 2ª clase. Medalla de Oro de Asalto de Blindados (Mas de 100 combates) Cruz Alemana de Oro (20/5/44) (Después de 126 blindados acreditados más 20 no confirmados)
Hay una anécdota que dice bastante de su carácter y que según algunos historiadores explica el motivo por el que nunca llegó a recibir la Cruz de Caballero.
El incidente en cuestión ocurrió en Cracovia. El III batallón del 4ú panzer regiment de la 13 Panzer ha salido de Alemania con Panzer IV de cañón largo. Su destino: el área de Elista-Maikop, donde la división trata de abrirse camino en dirección al Cáucaso (julio -agosto del 42). Al llegar a la estación de Cracovia, el convoy permanece algunas horas parado allí. En un momento de la parada, Knispel observa cómo un soldado de las fuerzas de defensa regional vestido con uniforme del Heer (no un SS), muy joven y posiblemente polaco, golpea a un prisionero con la culata del fusil. En el suelo, la emprende a patadas con el prisionero. Knispel, desoyendo los consejos de su amigo y jefe de carro Rubbel, se apea del carro y el convoy, caminando los 100 metros que le separan de la escena. Mientras, el guardián grita y patea al indefenso prisionero, el cual, exhausto, permanece en el suelo. Knispel, lleno de rabia, empuña su pistola, apunta al soldado, y se encara con él: "¡Detente, cerdo!" "¿Qué es lo que quieres, stubblejumper? "¡Pronto te lo mostraré!" Knispel, lleno de rabia, golpea al soldado con la mano abierta. Posiblemente asestándole una bofetada. El soldado apunta con su rifle a Knispel, pero éste es más hábil que el soldado. Le arrebata el arma, lanzándola contra la línea férrea y rompiéndose en el proceso. Tras esto, el sorprendido soldado se come unos cuantos golpes. Knispel, más calmado, se vuelve a su carro con una sonrisa en su cara. El soldado, escarmentado, recoge lo que queda de su arma y trata con mayor corrección al prisionero... al menos en ese momento. El mayor premio de Knispel: la cara de gratitud del prisionero.
Sin embargo, hasta el jefe del batallón se enteró del incidente. El tren, por fin, se pone en marcha. En la siguiente estación es detenido. Una escuadra de la Feldgendarmerie (Policía Militar) busca a un hombre cuya descripción corresponde a la de Knispel. "Si lo que queréis es llevaros a uno de nosotros con vosotros, entonces uno de vosotros tendrá que permanecer aquí y sentarse en el carro", replicó el jefe de compañía. La Policía Militar insiste. Y el jefe de compañía más aún. Desenfunda su pistola y amenaza: ¡En este tren yo estoy al mando! ¡Cualquiera que ponga el pie en él sin mi permiso será fusilado!" La Policía Militar, ante la gravedad de la situación no insiste. Se retira e informa de que el hombre que buscaban no se encontraba en el convoy, olvidándose, aparentemente, el asunto.
Estas son quizás las únicas imágenes de Kurt Knispel. Rodadas en Francia en 1944.
Fuente:zweiterweltkrieg
Trolo Profesional
Tema: Re: Historias de las guerras Jue Jul 15, 2010 11:46 am
patrolero gr Profesional
Tema: Re: Historias de las guerras Vie Jul 16, 2010 1:44 am
eres un maquina!!
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Vie Jul 16, 2010 8:21 pm
1940. Francia está a punto de rendirse. Los últimos soldados británicos se apiñan en Dunkerque para escapar del exterminio. A veces deben esperar mucho sentados en las playas, aguardando la órden para abordar su barco. Entre ellos está el soldado Bill Hersey. -¡Arriba toda la compañía! ¡En pie todos! ¡Rápido, volvemos a Inglaterra! -escucha mientras alguien lo sacude del hombro. Debería estar muy contento. Pero tiene una gran incertidumbre; hay una gran duda en su mente. Sabe que nada puede perder en el intento. Se acerca al capitán Smith. -Señor... ¿Puedo hacer algo por mi mujer? El capitán lo mira fijamente. No hay barcos para todos. Los que se van son afortunados, porque tienen otra oportunidad antes del siguiente ataque de la aviación alemana. El capitán tal vez piensa en castigarlo, o en ignorarlo, o tal vez piensa en su mujer. -Tráela... El soldado Bill Hersey, del East Surreys, pedalea furiosamente hasta el poblado de Tourcoing. Son las 23:30, y se detiene frente a una casa pequeña. -¡Augusta! ¡Augusta! Una muchacha delgada y rubia sale; Hersey le dice, casi gritando: -Toma tu ropa y ven. ¡Rápido, nos vamos! El capitán Smith recorre las filas de sus soldados, que están a punto de embarcar. Hersey llega a su lado, respirando agitadamente. -Mi capitán... Mi mujer está conmigo... -Que suba a mi automóvil -le dice el oficial-. Pero antes es necesario que cambie de ropa... La pequeña Augusta, con pantalón y camisa reglamentaria, casco y un fusil en la mano, salta dentro del automóvil que encabeza la columna que huye de los campos de batalla. El capitán Smith le dice algo al oído a su chofer y el vehículo arranca. Detrás de él, en doce camiones, van los soldados de la compañía East Surreys: entre ellos está el soldado Bill Hersey. Augusta tenía 21 años, y no entendía inglés. El soldado Bill Hersey, sin saber francés, le había propuesto matrimonio utilizando un diccionario. Ella había aceptado. Seis semanas antes.
cssbl.com
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Vie Jul 16, 2010 8:31 pm
"El 26 de julio de 1944, el Panther de Ernst Barkmann, que en los últimos días había cumplido una serie de exitosas misiones incluyendo el rescate de 4 Panthers que se encontraban rodeados por blindados enemigos, sufrió un problema mecánico y fue enviado al taller de campaña. Cuando los mecánicos estaban trabajando en él, el taller fue atacado por cazabombarderos aliados y el Panther fue alcanzado en el compartimiento del motor. En la madrugada del 27, su Panther fue reparado, pero quedó separado del resto de su compañía, por lo que emprendió el camino para reunirse con ellos.
Cuando estaba en camino, cerca del pueblo de Le Lorey, Barkmann fue detenido por infantería alemana en retirada que le informaron de que los americanos estaban acercándose. Entonces decidió enviar a dos de sus hombres para verificar los informes. Pronto volvieron con noticias sobre una columna americana de al menos 15 Shermans y otros vehículos que se acercaba. Barkmann, entonces, movió su tanque carretera adelante hasta un cruce donde posicionó el Panther entre los robles que lo rodeaban, esperando al enemigo.
Cuando la columna americana apareció, Ernst Barkmann abrió fuego, destruyendo a los dos tanques de cabeza y a un camión de combustible. Dos Sherman trataron de rodear los restos ardientes que bloqueaban la carretera y uno de ellos fue inmediatamente destruido, seguido poco después por el otro.
Como respuesta, los americanos se retiraron y llamaron al soporte táctico aéreo. Como resultado, el panther de Barkmann resultó dañado y algunos de los hombres de su tripulación heridos. Tratando de usar el elemento sorpresa, dos Sherman atacaron al magullado Panther pero también fueron eliminados.
Barkmann y su tripulación repararon como pudieron su tanque y aún destruyeron un Sherman más mientras se marchaban. El conductor consiguió llevar el maltrecho Panther hasta la seguridad del cercano pueblo de Neufbourg.
Durante este valeroso episodio, a menudo denominado "El Rincón de Barkmann (Barkmann's Corner)", Erns Barkmann y su tripulación destruyeron aproximadamente nueve Sherman y otros vehículos.
Barkmann sobrevivió a la guerra y cambió su nombre por el de Ernst Schmuck Barkmann. Actualmente vive en Alemania con su familia.
Ernst Barkmann
Registro de victorias:
- 108 tanques destruidos o gravemente dañados - 136 vehículos de varias clases - 43 cañones anti-tanque
Medallas obtenida:
- Cruz de Hierro de 2ª clase (14-7-41) - Cruz de Hierro de 1ª clase (8-8-44) - Cruz de Caballero (27-8-44) - Insignia de Combate de Tanques (50) - Insignia de Asalto de Infantería (Plata) - Insignia de Herido en Combate (Oro)"
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Fotos del Panther de Barkmann
Tema: Re: Historias de las guerras Vie Jul 16, 2010 8:35 pm
LOS ULTIMOS SOLDADOS JAPONESES
En 1941, un aprendiz de costurero japonés llamado Shoichi Yokoi fue reclutado para servir en el ejército. Yokoi, que entonces se preparaba para contraer nupcias en un matrimonio arreglado por su familia, retrasó los planes hasta que volviese de Manchuria, donde había sido asignado por un año, y entonces cumpliría la promesa familiar. Pero en diciembre de ese año Japón atacó Pearl Harbor, y el servicio de Yokoi se volvió permanente. En 1943 fue enviado al frente cuando Japón invadió las Islas Marianas y su prometida no volvería a saber de él jamás.
Una noche en las orillas de la selva tropical de Guam, dos hombres, Jesús Dueñas y Manuel de Gracia, agachados y tan callados como era posible esperaban sorprender un animal cuando algo fuera de lo común les llamó la atención. A la señal de De Gracia, Dueñas había apuntado su rifle hacia unos arbustos que se movían en silencio a unos veinte metros, esperando a que apareciera lo que el creía sería un jabalí.
Pero en vez de esto, de entre los arbustos salió lo que la principio creyeron era un niño, y poco después se dieron cuenta era un hombre pequeño y raquítico que caminaba de puntillas hacia el cercano río Talofofo. ¡Un japonés! susurro Dueñas sorprendido y sin pensarlo dos veces se levantó y le grito al hombre que se detuviera.
El extraño se detuvo inmediatamente, cayó de rodillas y enseguida se puso a rezar. Pero todo era un truco. Cuando Dueñas estuvo a un paso de él, el hombre saltó hacia el rifle pero las pocas energías que tenía no fueron suficientes para hacerse con el arma. Sin problemas, los dos cazadores lo sometieron y le amarraron las manos en la espalda.
El hombre vestía pantalones cortos y una camisa que parecía hecha de hojas secas. A pesar que era poco más que un trapo, no dejaron de notar que estaba bien cosida. El pelo y la barba estaban afeitados al rape y como calzado vestía unas cocuizas hechas de paja seca.
Tanto la familia de Dueñas como la de De Gracia habían sido victimas de la brutalidad japonesa durante la permanencia en la isla, pero aun así decidieron llevar el hombre a casa, donde lo desamarraron y le dieron de comer.
Parados junto a él lo vieron devorar plato tras plato de comida con una desesperación que jamás habían presenciado y cuando estuvo lleno empezó a hablar como si no lo hubiese hecho en años. El idioma no lo entendían, pero cuando salió afuera y se paró de espaldas contra la pared se dieron cuanta de que se había defendido inútilmente de lo que creía era su destino. El hombre estaba seguro de que iba a ser fusilado.
Dueñas y De Gracia se llevaron las manos a la cabeza. ¿Era posible? Fueron de nuevo a la cocina y vieron al calendario pegado a la pared. Ya era casi la medianoche del 24 de enero de 1972. Si el hombre que estaba afuera esperando a ser fusilado era un soldado japonés, ¡éste había estado en la selva por casi treinta años!
Tras intentar explicarle lo que sucedía, Dueñas y De Gracia lo montaron en un jeep y lo llevaron al hospital de Talofofo, de donde fue enviado al cuartel de policía, y de allí al Hospital General de Guam, donde los periódicos no tardaron mucho en enterarse de que un hombre de 56 años, ex-sargento del ejército imperial japonés, había estado oculto en las selvas de Guam por veintiocho años para evitar ser capturado. Su nombre: Shoichi Yokoi.
Cuando los norteamericanos tomaron la isla en 1944 la orden dada a los soldados japoneses fue luchar hasta morir porque todos los prisioneros serían fusilados. Yokoi creía en sus superiores ciegamente, al igual que la mayoría de los nipones, que no se entregaron hasta que más de veintidós mil de ellos habían muerto en batalla.
Cuando todo parecía perdido, muchos se internaron en la selva, pero gradualmente fueron capturados o se entregaron tras días de penurias. Pero Yokoi y dos compañeros decidieron que era preferible morir a sufrir la desgracia de ser capturados vivos. Para el momento de su captura, el último compañero de Yokoi había muerto hacia ocho años de una indigestión.
Durante los veintiocho años que pasó en la selva, Shichi había construido varias guaridas. La última era una cueva debajo de un campo de bambúes. Debajo de ellos, había descubierto, la tierra era más sólida, y como estaba cerca del río se las había ingeniado para construir una letrina cuyo contenido era arrastrado automáticamente río abajo.
Pero la verdadera proeza, según el mismo, había sido conseguir comida. La selva está llena de ella, pero Yokoi encontró que no era tan fácil agarrársela como él pensaba. Su dieta consistió más que todo de mangos, semillas, cangrejos de río, camarones, caracoles, ratas, anguilas, palomas, y jabalíes.
Sin sal que usar como preservativo o condimento su gusto tuvo que adaptarse al sabor simple de lo natural. Construyó trampas para capturar camarones y anguilas en el río y utilizaba coco gratinado como carnada. Una vez capturados los pelaba y comía a la parrilla.
Había construido una trampa para cazar ratones basada en las que se usaban en Japón cuando era joven. Tras años de comer el animal confesaría que esta era su carne favorita y que sentía especial predilección por el hígado del animal. Sin embargo, también confesó, que no tenía mucho de que elegir. Que a veces pasaban días antes que capturara algo y cuando lo hacia no había lugar para gustos. Tenia que comerse lo que fuera.
Gracia a esto a veces se enfermaba, y sin medicinas o alguien a quien acudir pasaba semanas mal del estomago. Esto era un verdadero peligro, y se presume que sus dos compañeros murieron de males relacionados con la comida. Por esto aprendió a cocinar bien y tener cuidado de lo que comía. El agua, aunque la asumía pura, nunca la tomaba antes de hervirla.
A pesar de todo esto, y aunque a primera vista Yokoi lucía como si tuviera al menos diez años más de lo que tenía, los médicos que le examinaron lo consiguieron en perfectas condiciones físicas y mentales. Pero lo que verdaderamente impresionó a los periodistas fue su vestimenta.
Al principio se pensó que sus ropas estaban hechas de la piel de algún animal. Sin embargo, como costurero que era, Yokoi se las había ingeniado para crear su propia materia prima. Su ropa era increíble, sus camisas tenían botones y bolsillos y los pantalones tenían trabillas para una correa. El estilo era el de un perfecto uniforme de campana japonés. Para crearlas Yokoi había aplanado la corteza de árboles hasta convertirlas en fibras. Para coserlas aplanó y afiló restos de artillería hasta convertirlas en agujas, que utilizaba para coser un hilo hecho de las fibras de la concha del coco.
Los trajes, aunque primitivos fueron efectivos. Durante su estadía en la selva apenas construyo tres, el último de los cuales se conserva en el Museo de Guam.
Mientras estaba en hospital Yokoi manifestó su preocupación por su posición. En su mente solo podía verse como un prisionero de guerra y no se imaginaba que destino le esperaba si era enviado a Japón.
La lealtad japonesa es legendaria, pero nunca ha estado exenta de un poco de ayuda oficial. Yokoi era un buen ejemplo de ella. Había pasado una vida en la selva para seguir las órdenes del emperador. Pero al igual que los famosos kamikazes, el negarse a cumplirlas significaba la muerte. Los kamikazes, famosos por estrellarse contra sus objetivos cuando se les acababan las municiones no tenían otra salida. De acuerdo a partes de guerra, los aviadores que se atrevían a volver con vida a los portaviones o aeropuertos eran obligados a cometer harakiri.
Shoichi había leído que la guerra había terminado en los años cincuenta, en unos panfletos lanzados por el gobierno norteamericano. Pero siempre pensó que era una trampa para capturarlo, y en realidad no creyó lo que todo el mundo le decía hasta que el cónsul general de Japón en Guam, James Shintaku fue al hospital y le informó oficialmente de la rendición de Japón en 1945.
La colonia japonesa mientras tanto, envió delegaciones a su habitación que lo saludaban con un fervoroso Gokuo Sama (Gracias por su servicio), a lo que él respondía con un simple, de nada.
Seis días después de su captura lo visitó su medio hermano, Osamu, y un primo Jotaro Sakai quienes le dijeron que su madre había adoptado al primero cuando le dijeron que el había muerto en Las Marianas el 30 de septiembre de 1944. Tras intercambiar algunas frases Yokoi pregunto por su prometida, pero las familias habían perdido contacto hacia mucho y no sabia si tan siquiera aun estaba con vida.
Mientras se recuperaba, Shoichi empezó a recibir cientos de cartas. Algunas con dinero y para cuando salio de hospital el total llegaba a cien mil yenes. Con todo este dinero, le comento a un periodista, me sobra para mantenerme el resto de mi vida. El periodista se negó a romperle el corazón, pero lo que era una pequeña fortuna cuando vivía en Japón, eran apenas $324 dólares al cambio de 1972.
Yokoi había dejado la civilización a la edad de 28 años, y al salir del hospital fue inmediatamente sorprendido por un mundo que era completamente distinto al que había abandonado. Había televisión a color, hombres en la luna y americanos viviendo en Tokio tranquilamente. Japón no tenía ejército.
Asombrado vio como pudo volar de Guam a Tokio sin escalas en apenas tres horas, a donde llego el 2 de febrero de 1972. Allí le esperaba una turba de cinco mil admiradores que se le saludaban con el ahora familiar Gokuo Sama y Banzai Shoichi, larga vida Shoichi. Yokoi, desde una silla de ruedas los saludaba con la mano aguantando las lágrimas.
Shoichi Yokoi se trasformó inmediatamente en una figura de primera línea y en un personalidad de televisión, donde aparecía esporádicamente comentando sobre técnicas de supervivencia. En 1973 escribió un libro sobre su experiencia en Guam y en 1974 se lanzo sin éxito para un puesto en el parlamento japonés.
El mismo año que volvió a Japón, contrajo matrimonio con Mihoko Yokoi, con quien vivió en Nagoya hasta la edad de 82 años, a la que murió el 23 de Septiembre de 1997.
Pero Yokoi no sería el último soldado japonés en aparecer. En 1974, un oficial de la inteligencia japonesa llamado Hiroo Onoda fue enviado a espiar las tropas norteamericanas de Filipinas en 1944. Pero a medida que las fuerzas americanas crecieron fue obligado a retirarse hacia la selva donde permaneció por 30 años.
Onoda no fue tan pacifico ni benigno como Yokoi. Capaz de mantener su armamento en buen funcionamiento Onoda atacaba y se proveía de los campesinos filipinos. La orden que le habían dado era la de desestabilizar la armada norteamericana a cualquier precio y sin importar cuantos años tomara. Nunca nadie se tomó algo mas apecho.
Onoda estaba al mando de cuatro hombres que estuvieron con el hasta septiembre de 1949, cuando el primero de ellos decidió entregarse a los norteamericanos. Con el japonés como guía se envió una comisión a buscar a Onoda pero este se rehusó a salir a pesar que fotos y cartas de sus familiares fueron lanzadas desde aviones sobre la selva.
Onoda estaba seguro de que este era un truco de los norteamericanos a quienes creía desesperados por un inminente ataque japonés. Por lo que en mayo de 1954, cuando Onoda observo una columna del ejército filipino este ordenó atacarla, y en el combate perdería a otro de sus hombres. Como represalia, Onoda aumento sus ataques a campesinos quemando sembradíos y haciendas tras cargar con lo que necesitaba.
Alarmado por la situación, el gobierno de la isla trajo a un hermano de Onoda para que hablara por altoparlantes desde la selva. Pero Onoda, quien vio el show desde lejos, siguió creyendo que era un truco y más tarde confesaría que creía que los norteamericanos se habían conseguido un doble. En una radio que habían robado escuchaban noticias de lo que sucedía en el mundo pero se negaban a creerlo, especialmente el que Japón se había industrializado y ahora era una potencia mundial. Aunque si esto era del todo verdad, había lugar a que continuasen la resistencia ya que muy pronto estarían recibiendo refuerzos.
El 19 de octubre de 1972, en un ataque a una hacienda, el ejército logró llegar allí antes que Onoda pudiese escapar y en el enfrentamiento mataron a su último compañero.
A pesar de la soledad Onoda permaneció reacio a las solicitudes de rendición hasta que un hecho fortuito le convenció de que posiblemente lo que decía el enemigo era verdad.
El 20 de febrero de 1974 Hiroo Onoda caminaba por la selva cuando se consiguió con la carpa de un estudiante japonés llamado Norio Suzuki que estaba dándole la vuelta al mundo. Su meta era, le había dicho a sus compañeros de universidad, conseguir al teniente Onoda, un panda y el abominable hombre de las nieves.
Suzuki y Onoda hablaron por horas y al final del día el primero le había convencido de que la guerra había terminado. Sin embargo, para entregarse tenia una petición.
Como oficial del imperio japonés no podía rendirse sino se lo ordenaba su superior inmediato que era un tal Mayor Taniguchi.
Con esta petición Suzuki salio de la selva y se entrevisto con el gobierno filipino para arreglar la entrega de Onoda, y el 9 de marzo de 1974 éste le leyó la orden de rendición firmada por el emperador y le ordenó que entregara su espada. Onoda así lo hizo y se entregó finalmente a las autoridades filipinas.
En el hospital Onoda, al igual que Shoichi Yokoi, fue encontrado en excelentes condiciones físicas, y para sorpresa de los odontólogos, no tenia una sola caries. Legalmente, sin embargo, Onoda no estaba tan en buena forma. Durante su estadía en la isla el japonés había matado a unos treinta filipinos y herido a más de cien, pero a petición de gobierno japonés y para evitar un enfrentamiento diplomático Ferdinand Marcos, entonces presidente de ese país, le otorgó un indulto que le permitió viajar a Japón.
A diferencia de Shoichi, a Onoda no le hicieron ninguna gracia los cambios en Japón. Aunque demostró satisfacción con el nuevo poderío económico, consideraba que estar castrado militarmente era vergonzoso. Y a pesar de haber sido recibido como héroe, casi inmediatamente se fue a vivir a Brasil, donde compro una hacienda y desaprecio de la vida publica. Solo en los años noventa volvería al Japón donde montó un campamento vacacional para niños.
Quizás embargado por un sentimiento de culpa, Onoda volvió a las Filipinas en 1996, donde en una reunión con la entonces gobernadora de Lubang Josephine Ramírez Sato, dieron un discurso donde hablaron del simbolismo del encuentro que significaba que las últimas heridas de la segunda mundial por fin habían sanado.
O al menos para ella. Onoda, que en su visita donó unos 10.000 dólares para becas de estudio a niños de la región, fue rodeado por protestantes cuando visitó el monumento de la amistad filipino-japonesa en Mindoro Occidental.
Medio siglo después de la guerra, sentimientos encontrados afloraban en cada rostro que pedía compensación por sus familiares muertos o heridos durante la ocupación japonesa. La protesta fue especialmente ruidosa en el lado de los familiares de los filipinos a los que Onoda había matado personalmente.
"El mató a mi hermano," gritó una Cristina Evangelista, "lo que quiero es que Onoda pague por eso."
Al parecer algunas heridas son más difíciles de borrar que otras en este último surreal capítulo del drama que fue la gran guerra de mediados del siglo veinte.
masmodelismo.com
pabersematao El Puto Amo
Tema: Re: Historias de las guerras Sáb Jul 17, 2010 12:57 am
Kursk no fue sólo un submarino
DURANTE 50 días, 6.000 tanques protagonizaron un brutal enfrentamiento que determinó la derrota de Hitler en la URSS. Aquella gesta en la que murieron 350.000 hombres dio nombre al submarino que naufragó en agosto de 2000
Tanquistas soviéticos en marcha con el estandarte de su Regimiento a bordo de carros pesados. / KLIMENTI VOROCHILOV
En Irak, los blindados estadounidenses quizá tengan aire acondicionado, pero en el verano de 1943 no lo había. El aire estaba tan cargado que sudábamos sin cesar», relata a CRONICA el ex comandante de tanques Piotr Kurievin mientras acaricia la adusta carrocería verde de un viejo T-34 reconvertido en arbusto decorativo del Parque de la Victoria de Moscú. En torno a un obelisco de 142 metros, el parque se extiende flanqueado por surtidores de agua roja que evocan los millones de litros de sangre soviética derramada por la esvástica a su paso por la URSS: 25 millones de soviéticos muertos.
Kurievin tenía sólo 20 años cuando se subió al carro de la Segunda Guerra Mundial al frente de una compañía de siete tanques dentro de la 2ª Brigada del V Cuerpo Mecanizado, integrado en el frente occidental de la mítica batalla de Kursk. Entre el cinco de julio y el 23 de agosto de 1943 aquella región (400 kilómetros al suroeste de Moscú) fue escenario de la mayor batalla de carros y vehículos blindados de la Historia. Durante 50 días y 50 noches más de 6.000 tanques se enzarzaron en un dramático torneo de poder a poder que superó a Stalingrado en cadencia de fuego y marcó el naufragio definitivo del III Reich en la URSS. Este mes se cumplen 60 años de aquella derrota que allanó el camino al Ejército Rojo hacia Berlín.
EL PUNTO MAS DÉBIL
La batalla de Kursk grapó a Kurievin un trozo de metralla en el hombro, pero el comandante salió con vida de aquella amalgama de carne y metal horneada a 30 grados sobre cero. Además de ordenar fuego, su misión dentro del tanque era la de coordinar por radio el movimiento de su rebaño en una franja de hasta 500 metros.«Oíamos las balas de las ametralladoras rebotando contra el blindaje, pero sabíamos que la coraza era infranqueable. Lo realmente peligroso era ser alcanzado por fuego de tanque», asegura el espigado octogenario, apoyado sobre el Triceratops de metal. «Éste era su punto más débil: si le alcanzaban aquí se paraba», sentencia con el índice clavado sobre la pequeña rueda delantera de las siete que ciñe la oruga del mítico carro soviético.
6.000 tanques sobre un tablero de 190 x 120 kilómetros cuadrados son muchas piezas para una sola partida. Aquéllas eran las dimensiones del llamado saliente de Kursk, una bolsa de terreno ocupada por el Ejército Rojo que penetraba 120 kilómetros en campo enemigo: una protuberancia demasiado tentadora como para que los nazis no intentasen estrujarla.
Tras el desaguisado de Stalingrado, Hitler necesitaba un clavo ardiendo al que agarrarse. El estratega alemán Heinz Guderain trató de disuadir al tirano trivializando la importancia del enclave. «¿Cree que alguien sabe dónde está Kursk?», le inquirió.«Yo lo sé. Y sólo pensar en ello me revuelve el estómago», respondió sin vacilar un instante el führer.
La densidad de carros blindados y artillería antitanque en torno al saliente de Kursk alcanzó en algunos puntos los 100 tanques por kilómetro cuadrado: un tanque por cada 10 metros. Los nazis pusieron toda la carne en el asador: 2.700 carros y 2.000 aviones.El mariscal Erich von Manstein propuso a Hitler atacar en primavera, pero el dictador prefirió esperar a julio para incorporar las nueva divisiones acorazadas de Tiger y Panzer. Aquel retraso, junto a la decodificación por los ingleses de telegramas alemanes encriptados y los oportunos chivatazos procurados por el espionaje soviético, permitieron a Stalin preparar un dique defensivo múltiple con cañones antitanque y minas. «Nuestros comandantes sabían a qué hora y cuántas tropas alemanas atacarían el 5 de julio.Eso creó condiciones muy favorables para nosotros y sembró la perplejidad entre la comandancia alemana», asegura a este suplemento Viktor Lavski, ex teniente general de aviación de 89 años que planeó sobre la Guerra Civil Española como brigadista internacional antes de sobrevolar Kursk.
En los primeros compases, Lavski realizó 15 salidas a bordo de su bombardero contra la retaguardia alemana. La perspectiva aérea de batalla era sobrecogedora: abigarradas manadas de lentos paquidermos de metal reventándose entre sí con salivazos de fuego. 2,2 millones de hombres envueltos por una enloquecedora sarta de cañonazos, asfixiados por la densa humareda negra que emanaba de las entrañas ardientes de cientos de tanques destripados.
300 EUROS DE PENSION
«El humo negro llegaba hasta nosotros, que volábamos a 3.000 ó 4.000 metros. Nos costaba respirar en la cabina. No sé como los soldados podían soportarlo ahí abajo», asegura el ex piloto Fiodor Arjípenko, que a bordo de su Yak-9 dispersó cientos de bombas antitanque. «Parecía como si fuera siempre de noche. El humo de los tanques quemados nos impedía ver el cielo», asegura Nikolai Andronikov, tanquista del V Cuerpo Mecanizado en la sangrienta batalla de Kursk. Convertidos la mayoría en generales después de la guerra, aquellos jóvenes a los que la batalla de Kursk les blindó el alma cobran hoy pensiones militares de unos 300 euros, cifra nada despreciable en la Rusia poscomunista.
Los alemanes soltaron por primera vez a sus feroces tigres y panteras, que hicieron frente a 3.300 tanques soviéticos. Por momentos, la confusión de vehículos impedía a los bombarderos discernir desde lo alto sus tanques de los del enemigo. La vorágine alcanzó su clímax en el poblado de Prójorovka, donde confluyeron 1.200 tanques. Los Tiger y Panzer permanecieron estáticos con los T-34 girando a su alrededor tratando de impactarlos en los laterales o en la parte trasera. Algunos saurios de metal se enzarzaban entre sí con sus astas de fuego. Un total de 21 choques o embistes (tarán en ruso) fueron registrados entre tanques rusos y alemanes en la batalla de Kursk. Kurievin aún recuerda cómo el sargento Nikolaev empotró su versátil T-34 contra un Panzer cerca de Oriol. «Él sabía que no saldría vivo», sentencia.
«En el transcurso de la batalla hay también situaciones en que hay que ocupar la defensa. Ante una formación de tanques nazis tratábamos de ocultarnos entre arbustos o en el fondo de un cráter formado por un proyectil para poder avistarles sin ser vistos», afirma Kurievin. Pero cada vez que su compañía aniquilaba un tanque nazi el sentimiento era de satisfacción contenida: «Me sentía aliviado por seguir con vida y preguntaba a la tripulación si estaba bien», confiesa el veterano ex combatiente.
CIFRAS. Los alemanes concentraron en Kursk a 900.000 hombres más 2.700 carros de combate y blindados apoyados por 2.000 aviones.Por su parte, la URSS respondió con 1.350.000 hombres, 3.300 tanques, 20.000 cañones y 2.560 aviones.
PARTE. Al final de la batalla cada bando había perdido 1.500 tanques.100.000 alemanes murieron o resultaron heridos. En cuanto a las bajas por muerte en el bando soviético, ascendieron a 250.000, la mitad que en el combate de Stalingrado.
EL INCREIBLE «T-34». Diseñado por Mijaíl Koskin, con un motor diesel de 500 CV, alcanzaba los 50 km/h. Otros tanques soviéticos presentes en Kursk fueron el KV-1, el T-70 ligero, el T-26 y el Su-152. Los Sherman y Matilde fueron enviados por EEUU y Reino Unido, respectivamente.
ROKOSSOVSKI VS. MANSTEIN. Derrotados en Stalingrado, el mariscal Rokossovski dio la puntilla a los alemanes en Kursk. Encabezó la ofensiva de éstos el general Erich von Manstein. Acosado por los soviéticos, propuso una retirada gradual, lo que le costó el cargo en 1944.
«TIGRES» Y «PANTERAS». El Tiger alemán estaba dotado de un cañón de 88 mm que acomplejaba los 76 mm del de los T-34. Los Panze, con motor de gasolina, tenían capacidad para cinco tripulantes, pesaban 45,5 toneladas, su cañón era de 75 mm y alcanzaban los 46 km/h.
ERRORES NAZIS. El 12 de julio de 1943, Hitler paró la ofensiva debido al desembarco angloamericano en Sicilia, adonde envió divisiones de Kursk. Al día siguiente, el Ejército Rojo pasó al contraataque por el norte. La liberación de Jarkov el 23 de agosto fue el final de la batalla.
Tema: Re: Historias de las guerras Sáb Jul 17, 2010 1:12 am
Relato artillero Tiger
Este artillero llamado Gerhard Niemann era mienbro de la tripulacion de un Tiger perteneciente al 503º Batallón de Tanques Pesados y la accion transcurre durante la operacion Ciudadela: "Nuestra compañia avanza a traves de un estrecho bosque hacia la llanura del Donetz .Como artillero , me siento en mi posicion a los pies del comandante , con mi microfono y auriculares en su sitio.Nervioso, compruebo el gatillo del cañon y de la ametralladora y los dispositivos para el movimiento de la torreta.Mi mano tiembla..... La artilleria rusa abre fuego. Atravesamos un poblado. Tenemos que cruzar un río cerca de Solomino, a siete km.al sudeste de Belgorod. El tanque lider llega al vado. Los otros permanecen a cubierto. A nuestro alrededor caen las salvas de artilleria.Los ¨organos de Stalin¨ tambien se unen.Es un concierto infernal.El tanque lider, el numero 321, desaparece hasta la mitad.Avanza despacio por el agua.Entonces se queda bloqueado en la otra orilla.Fracasan los intentos para rescatarle.El terreno pantanoso es impracticable para el tanque de sesenta toneladas.Desplegados en un amplio abanico los Tiger toman posiciones en terreno abierto frente al Donetz. La artilleria rusa se concentra sobre el lugar de cruce.El puente, que no nos es permitido cruzar ya que sólo podría soportar 30 toneladas, recibe un impacto directo. Los ingenieros realizan esfuerzos sobre humanos. Los primeros soldados de infantería heridos están regresando. No pueden comprender porqué siguen inactivos los Tiger. "Poneos en marcha, poneos en marcha, vuestros camaradas os esperan" gritan desesperadamente. Pero nosotros permanecemos en este lado del río, la infantería en el otro y en el medio el Donetz. Es mediodía. El sol abrasa los tanques sin piedad. Es como estar en una incubadora. Entonces, finalmente, los ingenieros lo consiguen, han construido un cruce. "compañía adelante". Tras recorrer unos cientos de metros, los Tiger se encuentran en la línea de fuego de los granaderos. Entonces recibo las primeros órdenes: "atención búnker a las dos en puntos..." Mi pié presiona el pedál del mecanismo de movimiento de la torreta. Esta se mueve hacia la derecha. Con mi mano izquierda sitúo el nivel de mi mira telescópica.... el objetivo aparece en mi mira. Preparado... !Fuego! El objetivo aparece cubierto de humo. "Conductor !avance!" un pequeño sobresalto y aparece otra escena. Los primeros soldados del Ejército Rojo aparecen frente al tanque. Masas de soldados vestidos de marrón se levantan. De pié y de rodillas disparan contra nuestro carro. La ametralladora abre fuego... levantan las manos y caen. Tan sólo unos cuantos consiguen ocultarse en una pequeña depresión del terreno. Son superados por nuestra infantería... !Fuego! !Fuego! Un campo de trigo aparece a la derecha de la compañía... avanzamos con precaución. Mi frente se encuentra apoyada firmemente contra el visor de la mira telescópica. Me duelen los ojos de la tensión de buscar objetivos. Enfrente aparece un cañón antitanque. Disparamos. El cañón queda fuera de combate. Recibimos más impactos en nuestro Tiger... desde todos los ángulos... al menos cuatros cañones antitanques nos están disparando. Nuestro radiotelegrafista está herido... mientras tanto disparamos salva tras salva. El comandante le dá órdenes al conductos. Llegamos a un cañón antitanque. Rechina bajo nuestra cadenas. El cañón es despedazado por el peso de nuestro Tiger. De nuevo un impacto frontal. Se apagan las luces. El sistema eléctricto de nuestro cañón falla ! pero nuestro tanque continúa! otro impacto de un proyectil antitanque a pocos metros de nosotro. La dotación del cañón huye excepto un hombre. Se arrodilla detrás de la protección y dispara. Un terrible sonido resuena en el compartimiento. El conductor se dirige al lugar y otro cañón es aplastado por nuestras cadenas. Otro fuerte impacto esta vez desde detrás. El motor hace un ruido extraño pero sigue funcionando. "Alto del fuego", señala nuestro teniente. Pero "¿y el cañón antitanque?" Replico. "!Alguien lo ha destruido!" Seguimos adelante. Nuestros Tiger avanza sobre trincheras y cráteres de explosiones. Tras una colina vemos una granja colectiva. Frente a ella se sitúan los tanques enemigos. Uno de ellos arde trás nuestro segundo disparo. El siguiente T-34 es destruido. Por fin termina el enfrentamiento...
Su verdadero nombre era Gerda Pohorylle, había nacido en Stuttgart ( Alemania ) el 1 de Agosto de 1910, llegó a España, en plena Guerra Civil española, al poco tiempo de comenzar ésta.
El hombre que mató a la célebre fotógrafa Gerda Taro durante la Guerra Civil se llamaba Aníbal González - No se dio cuenta de que la aplastaba con su tanque
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Anibal Gonzalez,izquierda,en su carro T-26 con un camarada Ruso
Resuelto un misterio de la Guerra Civil: el hombre que arrebató la vida a la fotógrafa Gerda Taro, pionera del fotoperiodismo de guerra y compañera de Robert Capa, truncando una de las carreras más prometedoras de la fotografía moderna, se llamaba Aníbal González y no se enteró de que la mataba.
Aquella tarde terrible del domingo 25 de julio de 1937, en la brutal confusión de la retirada republicana en Brunete, bajo la sombra letal de las alas de fuego de la aviación de Franco, Gerda Taro, la "pequeña rubia", la guapa e intrépida reportera antifascista, cayó del estribo del automóvil al que se había encaramado y fue arrollada accidentalmente por un carro de combate. El tanque era un T-26 ruso del ejército republicano e ingresaba en la carretera desde campo abierto marcha atrás. La fotógrafa se encontraba en el suelo, tras un pequeño ribazo, y el pesado ingenio mecánico le pasó por encima causándole una terrible herida con sus cadenas, destripándola literalmente. La joven no murió en el acto: sujetándose los intestinos y manteniéndolos a duras penas en el vientre abierto fue llevada al hospital inglés de El Goloso donde falleció en la madrugada del día siguiente, seis días antes de cumplir los 27 años.
Aníbal González, el tanquista albaceteño que conducía el carro, no se apercibió de lo sucedido y continuó su camino. Sí lo hizo su amigo y paisano Fernando Plaza, que conducía otro de los tanques T-26 y vio perfectamente la horrible escena. Un tiempo después, al detenerse los carros, fuera ya de la zona de combate, para formar una segunda línea defensiva, Plaza le espetó desde su tanque a González: "¡Te has cargado a la francesa!". Gerda Taro (Gerta Pohorylle), que en su seudónimo artístico jugaba con el nombre de Greta Garbo, era en realidad una judía alemana pero hablaba perfectamente el francés, residía en Francia tras escapar de los nazis y trabajaba para Ce Soir, lo que explica la confusión.
La identidad del tanquista que atropelló a la fotógrafa y las circunstancias exactas del accidente eran desconocidas hasta ahora. Las reveló el pasado jueves a este diario el sobrino de Fernando Plaza, Fernando Cambronero Tornero, que ha conservado la memoria oral de su tío fallecido hace cinco años y las fotografías que éste salvó tras la guerra escondiéndolas en la bota cuando fue hecho prisionero al acabar la contienda.
Alrededor de una paella fría en su casa en Cenizate mientras los viejos tanquistas encaramados en sus mastodontes de acero nos miran desde las fotos dispuestas sobre el mantel de hule, Cambronero explica lo que le contó su tío. "Él tenía 19 años en Brunete, no vio caer a la fotógrafa del coche, vio el cuerpo de la chica ya tendido en el suelo y cómo el carro de su camarada en repliegue saltaba el ribazo del camino tras el que estaba ella y le pasaba por encima. Su tanque estaba más atrás. Luego, cuando volvieron a reunirse, le dijo a Aníbal lo que había hecho. Sabían quién era la víctima: la pareja, Capa y ella, eran conocidos. Aníbal no se había dado cuenta, todo había sido muy precipitado, un momento de mucha confusión, vehículos con heridos, carros que subían a la carretera a toda prisa, la polvareda. Nadie se paraba por nada". ¿Qué sintieron al saber de la muerte de la fotógrafa? "Mi tío era muy reservado al hablar de sus sentimientos en la guerra. Había visto muchas cosas. Estaban muy acostumbrados a la muerte, no parece que les hubiera impresionado especialmente lo de la muchacha, no, al menos, al contármelo. En Corbera del Ebro una vez marcharon trescientos metros sobre un camino cubierto de soldados muertos sin poder evitarlos. 'Más que tierra pisabas cuerpos, sobrino', me explicaba". De otra habitación de la casa llegan las tranquilizadoras voces de los mellizos de Fernando que ven un vídeo de Érase una vez el hombre en la tele. ¿Qué ha sido de Aníbal González? "Murió. Era, según mi tío, un tipo duro, bragado. Al acabar la guerra lo pasó muy mal. No regresó a Cenizate porque habían represaliado mucho aquí a su familia. Se fue a Utiel". Fernando Cambronero, de 45 años, luce camiseta imperio, barba, buenos músculos y una mirada franca. "Me crié con mi tío. Pasamos muchas horas juntos trabajando en el corral con los animales", rememora con ternura conmovedora este hombre fornido que, lo que son las cosas, también fue tanquista: hizo la mili en el regimiento Saboya de la división acorazada Brunete. "Yo era el único con el que hablaba de la guerra. Aquí no se suele recordar esas cosas. En estos pueblecitos ha habido mucha represión, nadie se fía. Mi tío, tras pasar a Francia su tanque, el último del ejército republicano -viajaba con un grupo de dinamiteros asturianos que iban volando los puentes a sus espaldas-, decidió regresar a España. Lo enviaron al penal de Lleida y luego a un campo de trabajo en Agramunt, tres años en total. Al volver a Cenizate estaba muy marcado". Durante largo tiempo, el antiguo tanquista que silenciaba el misterio de la muerte de Taro hizo de proyeccionista en el cine de este pueblo, ligado de tan terrible manera a la historia de "la niña valerosa que se creía invulnerable", como la describió Rafael Alberti, y cuya figura, a través de libros y exposiciones (como la actual en el Museo Nacional de Arte de Cataluña), no cesa de acrecentarse.
Era hermosa y osada. Murió a los 27 años haciendo fotos en el frente de Brunete durante la Guerra Civil. Compartió autoría con su compañero, Robert Capa, luego firmó sola y después cayó en el olvido. Una muestra en Nueva York rescata sus imágenes. Último reportaje de Gerda enviado la revista ilustrada "Regards". Las fotografías corresponden a la toma de la villa de Brunete por las tropas republicanas españolas en Julio de 1937, en el transcurso de la Guerra Civil española.
El periódico francés "Ce Soir", para el que trabajaba, daba así la noticia: "Ce Soir, 28 juillet 1937. Notre reporter photographe Mlle. Taro a été tuée près de Brunete où elle avait assisté à la bataille. Un tank républicain tampona la voiture sur le marchepied de laquelle elle était montée pour quitter le village tombé aux mains des insurgés."
Se considera la primera reportera gráfica muerta en una acción de guerra.
"Cuando piensas en toda esa gente que conocimos y ha muerto en esa ofensiva, - Guerra Civil española - tienes el sentimiento de que estar vivo es algo desleal". Gerda Talo pocos días antes de su muerte.